El Maestro de la Luz, William Turner, es el protagonista absoluto en esta maravillosa biografÃa del excelente director inglés Mike Leigh.
Con maravillosa intuición, hace de su pelÃcula un muestrario de la vida en Inglaterra a mediados del siglo XIX, pintando más que mostrando una galerÃa de personajes entrañables, comportándose de acuerdo a los cánones de conducta que regÃan la vida de los ingleses en esa época.
Para el personaje de William Turner elige a Timothy Spall, imposible una mejor elección. No conozco el aspecto fÃsico de Turner, pero a partir de esta pelÃcula va a quedar impregnado de los gestos y actitudes que Timothy Spall confiere a su personaje.
RiquÃsimo en emociones y reacciones temperamentales, tal como las obras que Turner nos legó, es el relato que nos muestra a William Turner en sus últimos veinte años de vida.
Apoyado por su padre (Paul Jesson) en todo lo atinente a su trabajo y por el ama de llaves Hannah (Dorothy Atkinson) en lo referente a sus necesidades, Turner pasaba su vida viajando y tomando apuntes en un cuaderno borrador de todo lo que lo impresionaba, apuntes desde los cuáles creaba sus obras en el atelier de su casa.
En uno de esos viajes se hospeda en la casa de Mrs. Booth (Marion Bailey). Al volver tiempo después, encuentra que Mrs. Booth ha enviudado y una relación Ãntima se establece entre el pintor y la dueña de casa.
Pero en realidad, las anécdotas con que Mike Leigh rellena las 2 horas y media que dura la pelÃcula, son simplemente anécdotas, no hay notas dramáticas ni escenas trágicas. La muerte del padre se desarrolla lejos de la mirada del espectador, evitando hacer relaciones carnales con sus sentimientos.
La emotividad es subyacente al film y se explica a través de la hermosa fotografÃa con que está realizada la pelÃcula y la música que acompaña las escenas. Las increÃbles actuaciones de los personajes y, sobre todo, la importante obra pictórica de William Turner, un adelantado a su época, al cual sus contemporáneos admirarán e incluso del que los impresionistas aprenderán.
El espectador es invitado por Mike Leigh a visitar la vida de Turner desde un punto de vista algo alejado para contemplar los hechos de su vida como una visita a una galerÃa.
La mayorÃa de los hechos no están explicados. La visita de Sarah Danby (Ruth Sheen) con sus dos hijas no se comprende hasta que una de las hijas llama a Turner papá. Tampoco una visita real a la galerÃa de exposiciones donde una quinceañera se atreve a desdeñar las obras de Turner. La ignorante real era nada más y nada menos que la reina Victoria. Es una penetrante crÃtica del director al espÃritu de la época.
Mike Leigh nunca se especializó por lo emotivo de sus pelÃculas. En todo caso la emoción aparecÃa como subproducto de una intensa crÃtica social, como en "Secretos y mentiras" o "El secreto de Vera Drake". En "Mr. Turner" todo el clima es atmosférico, influenciado por el estilo pictórico del maestro. Del sencillo maestro William Turner, quien se formó a sà mismo gracias al constante soporte de su padre, barbero de profesión.
Un aplauso muy especial para la fotografÃa de Dick Pope y para la banda de sonido de Gary Yershon.
El espectador se encontrará con una pelÃcula hipnotizante. Del principio al fin quedará subyugado por la belleza de las imágenes y la simplicidad de las escenas.
Trailer
Cannes Clip 1
Cannes Clip 2
Frente a una obra de estas dimensiones y de tan gran calidad es inútil expresar mi calificación porque serÃa como el mosquito laureándose del trabajo hecho por el buey.
Solo dejo mi recomendación para que el espectador inteligente y sensitivo no deje de ver esta pelÃcula.
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