Situada en los años de la revolución cultural china, cuando estudiantes elegidos eran enviados a enseñar a los pueblos rurales para integrarlos a la sociedad china, la película comienza con la llegada de Chen Zhen (Shaofeng Feng) y Yang Ke (Shawn Dou) a un pueblo perdido de la Mongolia Interior donde aún moran pueblos nómadas de origen mongol.
Conservan su cultura y sus tradiciones y, por sobre todas las cosas, conservan el equilibrio biológico entre los habitantes de la pradera. Crían su ganado de ovejas y caballos, y viven en sus tiendas de madera cubiertas de pieles (yurtas).
Bilig (Basen Zhabu), los recibe y les asigna una pequeña yurta para vivir y les entrega palos para defenderse. "De qué" pregunta Chen, "de los mosquitos" contesta Bilig y luego añade, "de los lobos, por supuesto".
Mongoles y lobos conviven difícilmente en la pradera. Los lobos cazan gacelas aplicando una inteligencia superior. Las acorralan sobre un lago helado, para que queden frizadas y sirvan para alimentar meses más tarde, a sus crías.
Los mongoles toman algunas de esas gacelas y las llevan a vender al pueblo. Un chino de los funcionarios, quiere saber el origen de esa carne congelada, origen del que los mongoles tienen prohibido hablar y coimea a Shartseren (Tumenbayaer) comprándole una radio para que le diga de donde saca su pueblo las reses.
Los chinos se apropian entonces de todas las gacelas congeladas, con lo cual los lobos se quedan sin alimento para el invierno y atacan los ganados de los mongoles. Esto hace que las autoridades chinas les ordenen matar las crías de los lobos para que disminuya su población y, el apocalipsis ya está desatado.
Chen Zhen logra capturar a un lobezno y en lugar de matarlo como hacen los mongoles, lo esconde y cría clandestinamente.
Basada en la exitosa novela de Jiang Rong y con un magnífico guión de Alain Godard, Jean-Jacques Annaud construye una hermosa película donde se muestran todos los errores y horrores de la sociedad actual que según sus palabras, logrará acabar con el planeta en muy pocos años.
No hubo cineasta chino que se animara a filmar esta novela, porque temían las extremas dificultades de entrenar manadas de lobos mongoles.
Es excepcional la banda de sonido de James Horner así como la dirección de fotografía de Jean-Marie Dreujou. Las secuencias nocturnas son realmente bellísimas.
Película ecoógica, animalista y humanista como pocas se han visto, "El último lobo" va a estremecer hasta las lágrimas a todos los espectadores sensibles e inteligentes.
Trailer subtitulado
Reportajes conteniendo el mensaje del film
Diez puntos sobre diez para este conmovedor film de Jean-Jacques Annaud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario