Con el correr del tiempo, Hirokazu Kore-Eda ha ido perfeccionando su lenguaje fílmico, hasta llegar a la perfección con esta película. O mejor diríamos hasta ahora, porque probablemente nos vuelva a sorprender con su próxima película.
La historia se va a ir escribiendo junto con el transcurrir de escenas de la película y el espectador deberá estar atento para no perderse las claves del drama que se está desarrollando frente a sus ojos.
En el principio es una familia que vive alrededor de la abuela Hatsue Shibata (Kirin Kiki). Nobuyo (Sakura Ando) que trabaja en un taller de planchado y su hermana Aki (Mayu Matsuoka) que trabaja en un centro de porno en vivo para espectadores que espían detrás de las cortinas.
Junto a ellas está el marido de Nobuyo, Osamu Shibata (Lily Franky) a quien vemos en la secuencia inicial de la película organizando un robo de alimentos en un supermercado con su hijo Shota (Jyo Kairi).
Volviendo a casa, Osamu y Shota descubren a una niñita, Yuri (Miyu Sasaki) aparentemente abandonada en el jardín de una casa. Les da pena y deciden llevarla a la casa para darle de comer.
En la casa, la abuela va a descubrir que Yuri tiene múltiples hematomas y heridas, por lo cual deciden devolverla al jardín donde la encontraron. Osamu con la niña dormida en su espalda y Nobuyo la llevan, pero al llegar a la casa escuchan la discusión entre los que serían sus padres y no les da el coraje para dejarla.
Como muestra del lenguaje indirecto que Koreeda desarrolla a la perfección en esta película, la niña nunca responde cuando le preguntan cómo fue que se lastimó o dice que se cayó por las escaleras, pero mucho más adelante, cuando Nobuyo le ofrezca comprarle un vestido, dirá, ¿pero no me vas a golpear después?. Esto se complementa con una escena casi al final de la película, cuando Yuri le toca la cara a la madre y esta le dice que tiene que pedirle disculpas, como no lo hace, la madre se acerca melosa diciendo, te voy a comprar ropa nueva.
Hay muchísimos detalles de este tipo que develan los misterios de una película cuyas acciones se muestran como quien mira a través de una ventana y no comprende bien a qué se deben las conductas.
Desconozco como será una mala actuación en el cine japonés, porque todas las películas que he visto cuentan con actuaciones prodigiosas. El rostro de la abuela, en una escena muy emotiva, en el que apenas si una arruga aparece en su boca, es sensacional.
Muy bueno el ritmo cinematográfico, parece que la vida misma transcurriera delante de nuestros ojos, a pesar que las escenas no son contiguas. No hace uso de flashbacks ni de raccontos, en todo caso la verdad sobre los personajes va a ser develada con el correr de la película.
Evidentemente no es una película para espectadores pochocleros ni para aquellos que gozan con un buen melodrama. En todo caso, esta película es un drama interior, donde los personajes la mayor parte del tiempo parecen disfrutar de la vida, en un clima emotivo donde la sensibilidad está a flor de piel.
Trailer subtitulado en castellano
Diez puntos sobre diez sin lugar a dudas. Esta película ganó la gran palma del Festival de Cannes 2018.
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