¿Cómo puede ser que los estadounidenses hayan olvidado a Stanley Kramer?. Este gigante de la cinematografía, eligiendo solo tres películas, se permitió hacer una autopsia del ser humano y mostrarlo con todas sus flaquezas, ignorancias y soberbia. En "El juicio de Nuremberg", a través del juicio a los criminales nazis mostró lo profunda que es la imposibilidad de ejercer la justicia aún cuando los hechos sean de tal dimensión.
En "¿Sabes quien viene a cenar?", con solo cuatro personajes, un inteligente matrimonio, su hija universitaria y el profesor de quien se ha enamorado, lleva al paroxismo la incomprensión y la necedad de nuestra cultura cuando se ve perturbada por un matrimonio interracial. Nunca más nadie pudo tratar este tema con tal claridad y esclarecida lucidez.
Pero en "Heredarás el viento", a través del caso real de un juicio que se llevó a cabo en una pequeña ciudad de Estados Unidos en 1925, se permite mostrar la crudeza del fundamentalismo religioso cuando es exacerbado por los profetas de Dios. En este caso el afectado fue un profesor de secundaria que enseñó a sus alumnos los principios de la teoría de la evolución de Charles Darwin en un estado donde una ley prohibía expresamente enseñar conceptos contrarios a la biblia y es llevado a juicio.
Un periodista esclarecido (Gene Kelly) contrata a un experto abogado (Spencer Tracy) para que se haga cargo de la defensa. En el sillón acusador se sienta el venerable Matthew Harrison Brady (Fredrich March) elevado a Coronel en un acto entusiasta de la población, encargado de defender las creencias religiosas y de defenestrar los avances científicos.
Todos estos ingredientes están sazonados en el más puro estilo far-west, por mujeres que quieren llevar a la horca al profesor y por el reverendo Brown, quien hasta maldice a su propia hija por hablar a favor del acusado.
Si alguien piensa que todo se puede dejar cerrado en ese hecho acaecido en 1925 está muy equivocado. El ser humano sigue actuando los mismos personajes hoy en día. Cada vez que el poder político o financiero quiere quitar a alguien del medio, los mismos mecanismos son activados y la muchedumbre se deja llevar alienada hacia su perdición.
Es muy recomendable que quien no haya visto aún esta película la alquile, compre o consiga por cualquier medio para comprender de lo que estoy hablando. Mi elocuencia es muy pobre y estoy muy lejos de poder transmitir el inmenso poder del mensaje que se desprende de esta película.
Vaya también un homenaje muy especial para Spencer Tracy, sin cuya presencia las tres películas mencionadas no hubieran sido lo mismo.
No creo necesario mencionar una calificación de esta película, porque mi entusiasmo es demasiado fuerte y no me permite tener la objetividad para analizar sus detalles técnicos.
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