Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

lunes, 30 de diciembre de 2013

Nashville (Robert Altman, 1975)

"Nashville" es la película más anarquista de toda la amplia filmografía de Robert Altman. El guión y la película en sí tienen varias capas que van superponiéndose para lograr el más acabado producto operístico que se haya visto en el cine.
La película comienza con un vehículo de propaganda recorriendo la ciudad con altoparlantes por los que difunde el discurso de un político del "Replacement party", que, para la realidad política bipartidaria estadounidense, se aferra a cosas concretas y esgrime argumentos muy bien logrados desde el punto de vista del ciudadano común "cómo puede ser que un auto cueste más que el viaje de Colón para descubrir América" o "porqué la gente no entiende la letra del himno, porque fue escrita por abogados".
Mientras el vehículo va difundiendo su discurso nos topamos con la segunda capa, el aparato discográfico de la música "campestre" (country music), que es el gran negocio de Nashville.
En una sesión de grabación de Haven Hamilton (impecable actuación de Henry Gibson) se infiltra Opal (Geraldine Chaplin), periodista de la BBC que está realizando un documental. El personaje de Opal es lo más surrealista que haya cruzado las películas de Altman. Aparece en todas las secuencias del film como un fantasma alegórico. Hay quién le pregunta qué es la BBC. En un cementerio de automóviles Opal tiene su momento de oro en el film recitando un discurso sobre un posible cementerio de elefantes, donde élla misma se corrije, "no, eso es demasiado racista".
Haven Hamilton, cantante que basa su negocio en su actitud racista y machista, recorre también varias de las secuencias del film. Está pegado a la cantante folk de mayor suceso, Barbara Jane (Ronee Blakley), quien regresa de su estadía en una clínica de reposo y la reciben en el aeropuerto las autoridades municipales, un desfile de porristas y la televisión local. Barbara Jane está mal de la cabeza, pero canta de una manera hipnótica.
Las letras de las canciones son groseramente sensibleras. "Mi daddy murió en los brazos de mi mammy y yo los recuerdo así y hoy están conmigo aquí" o "No puedo dejar a mi esposa, por tres razones, que son Jimmy, Kathy y la dulce Lorelei".
La tercera capa son la gente común que vaga alrededor de las secuencias del film tratando de ocupar un lugar para ser vistos. Martha (auto renombrada L.A. Joan, en la increíble presencia de Shelley Duvall) que llega a Nashville para ver a su tía enferma pero escapa detrás de todo hombre que se le cruce. El hombre del triciclo motorizado (Jeff Goldblum) que recorre también todos los escenarios de la película. El mujeriego cantante folk Tom Frank (perfecto en la piel de Keith Carradine) que persigue hasta el atosigamiento a la mujer (Lili Tomlin) de un manager de eventos (Ned Beatty).
Hay aún una cuarta capa más y es toda la maquinaria del espectáculo que promueve a los artistas en recitales gratuitos, eventos políticos, bares y cantinas.
Detrás de todo esto, Robert Altman lanza de cuando en cuando frases que son un latiguillo lacerante para la estupidez del circo humano.
La música es una de las grandes dueñas del film y hasta podemos descubrir el aspecto musical de la gran Karen Black. En apariciones especiales están Elliot Gould y Julie Christie (no sé quien es pero ganó un Oscar dice de élla Haven Hamilton).
Hay una canción que recorre varios espacios en la película y es la que Albuquerque (Barbara Harris) canta luego del atentado en el Partenón de Nashville. El estribillo dice "Eso no me preocupa, eso no me preocupa, tú dirás, que no soy libre, pero eso no me preocupa".
It don't worry me
Inolvidable secuencia de "Nashville". Cien puntos para esta increíble película.

3 comentarios:

  1. estupenda y estupendo el árticulo

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  2. vi la peli hace bastantes años y me encantó.

    supongo que lo de que no sabes quien es Julie Christie es broma ...

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  3. Hola toniprim,
    aclaro que el comentario sobre Julie Christie lo dice en la película el cowboy racista Haven Hamilton. Muestra como la gente de Nashville vive para mirarse el ombligo.

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