Durante los primeros veinte minutos el argumento de "Cafe de Flore", es un tanto, bastante caótico. La historia mostrada con pantallazos de realidad y recuerdos entremezclados, no se hace presente ni se vuelve una secuencia de hechos, causas y efectos. Luego la historia se empieza a ordenar y reconocemos que hay dos historias, la de Jacqueline y su hijo con síndrome de dawn, Laurent (Vanessa Paradis y Marin Gerrier) y la de Antoine Godin (Kevin Parent), felizmente casado durante veinte años con Carole (brillante actuación de Helene Florent), con dos hijas, que se enamora de Rose (Evelyne Brochu) y deja su familia y su casa para ir con Rose.
Las dos historias van evolucionando por su lado y nos queda la incógnita de en qué punto del universo escrito por el mismo director, van a confluir.
El punto de confluencia es el plato fuerte de esta película. De como se llega a descubrir esa relación entre las dos historias y lo que ese descubrimiento depara a los personajes.
Si bien, como ya dije, el comienzo del film es bastante críptico, una vez que las historias se ordenan, el guión empieza a fluir con mayor felicidad.
Está bien que el caos aporta la complejidad emotiva del que la película carece. Los sentimientos, muy importantes para el significado de esta historia, no fluyen ni aparecen en los personajes. Aún con esta sequía emotiva, las historias son lo suficientemente atrayentes como para despertar la curiosidad del espectador.
De algún modo es una historia de misterio la que se cuenta en "Café de Flore" y el misterio siempre resulta atrayente.
La fotografía es excelente, el montaje, un tanto abrupto en algunas secuencias, en general acompaña el ritmo impactante de la película.
Siete puntos sobre diez para "Café de Flore".
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