Cuando una película dice clasificarse como documental no es tan obvio para los espectadores atenerse a con qué se pueden encontrar. Los magníficos documentales de Geoffrey Reggio contaron con la excelsa música de Philip Glass para convertirse en algo más que magníficas tomas fotográficas y títulos tomados de la lengua hopi.
Los documentales sobre animales pueden estar escondiendo el deseo de un humano de atrapar los sentimientos animales y hacerlos comprensibles al público con palabras humanas.
Los documentales sobre arte o viajes, siempre esconden un guión en el que todo lo que no tenga relación con lo que el director quiere demostrar, queda fuera de pantalla.
En "Human", simplemente todo lo "humano" se hace imagen.
En magníficas tomas cinematográficas el director nos muestra desde las caravanas del desierto hasta las cabalgatas de jinetes en Mongolia, desde las plantaciones de arroz hasta la absurda imitación del mar en una pileta japonesa.
Pero, por sobre todas las cosas, en "Human", el director documenta las emociones humanas. En cortas entrevistas nos enteramos del significado de la felicidad para algunos seres humanos, o del amor, o del miedo. Sus opiniones sobre las guerras, en particular las del medio oriente y sus llamados desesperados al espíritu de la paz.
También nos van a contar historias desgarradoras sobre la pobreza, el hambre, los niños abandonados y los adultos para los que ya la vida se terminó.
Tendremos el testimonio de varios homosexuales acerca del daño que los prejuicios les han hecho en sus vidas y de los abandonados de la tierra, los refugiados. Uno de éllos pide simplemente "déjenme vivir".
En poco más de dos horas, con un ritmo inexorable, la pantalla nos va a mostrar la mayor parte de las miserias y de las glorias humanas.
Excelente la dirección de cámaras, excelente el montaje de Françoise Bernard y Anna-Marie Sangla de las diversas y diferentes escenas.
Excelente la fotografía de los hermosos rostros humanos que aparecen en la película dirigida por Melina Huet.
Excelente la música de Armand Amar (con un amable guiño a Philip Glass).
Eso sí, el ritmo de la película es lento, como debe ser para ingresar en nuestros corazones. No puede ser una película pochoclera la que trate de lo que es humano. Pochocleros abstenerse.
Al final una elocuente despedida a quienes participaron en las entrevistas, que finaliza con un "ya hemos dicho todo", de un amable anciano africano.
Para aquellos que se decidan a verla, mis mejores deseos que logre despertar en sus almas el espíritu realmente humano de amor hacia nuestros semejantes.
Entrevista a Pepe Mujica
Banda de sonido "Human" de Armand Amar
Sin lugar a duda una epopeya fílmica y de investigación merece los diez puntos de mi calificación.
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