"La Justicia que es ciega y es muda, recién sentirás". Así dice la letra de un tango y así se mueve la Justicia, sin retorno, en la historia que nos cuenta esta película.
Pablo Marchetti (Agustín Vázquez) está volviendo de noche a su casa en bicicleta, un mal movimiento hace que se desparramen los documentos que lleva en una carpeta. Se para para juntarlos, pasa Federico Samaniego (Leonardo Sbaraglia) en su auto y por evitar un corte por obras en medio de la calle, se lleva puesta la bicicleta. Federico baja del auto a ver si el muchacho está bien, pero Pablo lo insulta porque le arruinó la bicicleta, así que Federico sube al auto y se va.
En otro auto vienen Matías Fustiniano (Martín Slipak) y Chaucha (Felipe Villanueva), van a buscar una licuadora a casa de Chaucha porque quemó la que tenían en la reunión por ponerle demasiado hielo, también esquivan la obra, pero esta vez se llevan puesto al muchacho. Pablo queda sin conocimiento.
Chaucha decide llamar a una ambulancia en el teléfono público más cercano y luego se dan a la fuga.
Esconden el auto (de la madre de Matías) y deciden darlo por robado.
Así se lo cuenta Matías al padre (Luis Machín) cuando lo ve salir medio desnudo del baño. El padre lo lleva a la comisaría a hacer la denuncia y ahí empieza a rodar la bola de nieve de la mentira.
Cuando Matías se quiebra frente al padre y le confiesa la verdad, ya no hay marcha atrás posible. Tanto el padre como la madre (la magnífica Ana Celentano) van a sostener que Martincito no puede ir a la cárcel y se van a plegar a la mentira.
Mientras tanto, en padre de Pablo, don Víctor Marchetti (Federico Luppi) inicia una cruzada por Pablito para que encuentren al criminal.
Una mujer atestigua que vio el auto de Samaniego en el lugar del crimen, la policía le sigue el rastro y descubre que lo ha dejado en un taller de chapa y pintura para arreglat el bollo de la bicicleta. Esto para la policía es suficiente, no hay que investigar más.
También para la opinión pública que enardecida por Marchetti pide castigo para el culpable.
Dicen que la mentira tiene patas cortas, pero la historia contada en esta película descubre que también la verdad es absolutamente relativa.
Un guión excelente el elaborado por Miguel Cohan en conjunto con Ana Cohan. De una precisión sin igual, casi un mecanismo de relojería. No hay detalle que sobre ni falta una explicación para cada uno de los hechos que se narran en la película.
Todos los actores son excepcionales y también los elementos técnicos.
Si bien a la mitad de la película el espectador se va a sentir agobiado por tanta injusticia enfermiza, vale la pena terminar de verla, porque el final es aún más contundente.
Trailer
Nueve puntos sobre diez para este thriller de excelente factura.
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