Muy al estilo de Richard Linklater y su saga de "Después del ...", Emily Ting retoma la proposición de realismo en cine para mostrarnos la vida y proyectos de dos treintañeros estadounidenses expatriados a Hong-Kong.
También como en las películas de Linklater, la película es casi una excusa para mostrarnos los atractivos de esta extraña ciudad del Oriente.
Muy occidentalizada, pero donde aún la mayoría de la población no sabe hablar inglés y el idioma cantonés es algo opuesto a nuestras costumbres occidentales.
A través de dos encuentros casuales, separados por tres años, Ruby (Jamie Chung) una hermosa californiana nieta de chinos emigrados a Estados Unidos y Josh (Bryan Greenberg) un neoyorquino de familia judía emigrado a Hong-Kong para trabajar en su especialidad financiera para el banco HSBC, comparten sus historias, bueno, poco a poco.
El gran logro de la película, está en la facilidad con que se suceden los diálogos, la fluidez con que estos dos seres humanos casi se comunican entre sí, unidos por el lenguaje en común.
Los dos están comprometidos y sienten vergüenza por lo que viven como una traición a sus respectivos.
Caminando por las calles de Hong-Kong, con sus escaleras mecánicas y barrios típicamente occidentales, pero pintados de chino.
El espectador va a disfrutar de esta sencilla película en la que poco y nada es lo que sucede, sino los hechos de un encuentro casual entre dos seres humanos, sus historias y sus proyectos.
Ruby diseña animales de peluche y es muy graciosa la escena cuando se encuentra a sus creaciones copiadas por el ingenio chino en un puestito callejero. "Qué debería hacer, llamar a la policía", le pregunta a Josh.
Excelentemente bien filmada, con una dirección de fotografía brillante y un ritmo difícilmente igualable, la película se desliza fácilmente entre las mentes de los espectadores. Un espectáculo digno de ser visto.
Trailer (en inglés)
7 puntos sobre 10 es mi calificación para esta divertida comedia humana.
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