La historia, escrita como así también el guión, por el director Hirokazu Koreeda, cuenta la reunión en la casa paterna de una familia en conmemoración del hermano mayor.
El padre Kyohei Yokoyama (Yoshio Harada) ya retirado, mantiene en su presencia el caracter de su profesión de médico, aunque la clínica donde ejerció se haya cerrado y el ya no profese. Aún lamenta que ninguno de sus dos hijos haya estudiado su profesión. Su mujer, Toshiko Yokoyama (Kirin Kiki) ha sido y es el alma mater de la casa y cuida muy bien de su marido, aunque las peleas seam frecuentes entre ellos.
La hija menor, Chinami Kataoka (You), hace ejercicio de un humor muy saludable y de una ironía mordaz, mientras intenta sonsacarle a su madre las recetas de comidas que guarda para sí misma. Su marido, Nobuo Kataoka (Kazuya Takahashi), también siempre de buen humor, es un inútil bueno para nada pero que afronta a la familia de su mujer con una sonrisa. Sus hijos, Mutsu y Sazuki Kataoka, son traviesos y libres como todo niño debiera ser.
El segundo hermano mayor, Ryota Yokoyama (Hiroshi Abe) es un poco el eje de la historia. El conflicto con su padre se arrastra de larga data. Ryota, contra la voluntad del padre, ha hecho de la restauración de obras de arte su profesión. Pero son frecuentes las comparaciones con lo que su hermano muerto hubiera hecho. Ryota se casó con una viuda, Yukari Yokoyama (Yui Natsukawa) que tiene un hijo de su primer marido, Atsushi Yokoyama (Shohei Tanaka), quien es y no es aceptado por sus abuelos adoptivos.
Durante casi dos horas, el director hace que la cámara gire alrededor de sus personajes, mostrándonos sus conflictos y desdichas, sus frustraciones y melancolías.
Sin lugar a dudas, es una película melancólica. El altar casero donde mora el alma de Junpei, el hijo mayor muerto, es visitado por una variedad de vecinos y amigos que concurren a la casa en conmemoración del fallecido.
En una escena memorable, Ryota con su mujer e hijo y su madre, van a visitar la tumba de su hermano. La madre vierte agua sobre la losa conmemorativa diciendo que hace falta agua para calmar la gran sed. En el camino de retorno, se cruzan con una mariposa amarilla y la madre cuenta que las mariposas amarillas son las blancas del año anterior que han podido regresar.
Con estas y muchas otras escenas intimistas, Koreeda construye una sólida historia donde las emociones brillan como estrellas en el cielo. Los espectadores no podrán sustraerse a estas ondas de dulzura agridulce con la que los personajes nos dejarán algo perplejos y pensativos.
Trailer con subtítulos en inglés
"Caminando" es sin lugar a dudas una película trascendental y una historia absorvente para todos más allá de que muestre el corazón de una familia japonesa. Diez puntos sobre diez es mi calificación.
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