Basada en hechos reales, la película ilustra los vericuetos de la investigación periodística que un grupo de reporteros del Boston Globe, realizó, partiendo del caso de un sacerdote pedófilo, sobre toda la comunidad de la iglesia católica de Boston y sus alrededores.
Mark Ruffalo como Mike Rezende, Michael Keaton como Robby Robinson, Rachel McAdams como Sacha Pfeiffer, y Brian D'Arcy James como Matt Carroll encarnan a los periodistas que llevan la investigación a sus extremos, ya que como les ha dicho el Redactor en Jefe del diario Marty Baron (Liev Schreiber), no se trata de investigar a un sacerdote pedófilo, ni a veinte ni a cien, sino a toda la institución que permite que esos hechos delictivos sucedan y los encubre de la acción de la justicia.
Hay muchos interesados en que esos casos no vean la luz. Primero la iglesia, pero también políticos y gente influyente, abogados que han colaborado con la iglesia para el ocultamiento de los crímenes sexuales, los mismos periodistas que no encontraban el gusto a investigar a miembros de la iglesia.
La justicia, de cuyos archivos desaparecen documentos públicos que podrían involucrar a altos miembros de la iglesia.
El guión, escrito por el propio Tom McCarthy en colaboración con Josh Singer, es excelente, ya que el avance de la investigación, a través de múltiples involucrados, tanto víctimas como victimarios, está muy bien documentado.
En algunos diálogos se dicen cosas muy importantes. El celibato está en la base de la pedofilia clerical, muchos tienen una vida sexual normal con adultos pero otros, movidos por una psiquis que no ha madurado lo suficiente, prefiere a los niños.
Y es el 60% de todos los sacerdotes, según las declaraciones de un psicólogo que ha trabajado con sacerdotes enfermos a lo largo del tiempo.
A través de dos horas de película, el espectador no va a querer despegarse de la historia, ya que el hilo conductor es muy potente.
Hay que reconocer que en Estados Unidos existen técnicos y artistas que crean a la perfección tanto películas como miniseries televisivas. Lo que hace la diferencia es la historia que se cuenta. Y en este caso el guión es fundamental para despertar la atención del público. Hemos visto películas muy artísticas, pero que a la media hora el espectador ya ha perdido el interés por saber qué es lo que va a ocurrir.
No es este el caso.
Un elenco magnífico de actores se desempeñan con una perfecta y medida encarnación de sus personajes, que al no contar con una historia personal importante, se vuelven mucho más difíciles de interpretar.
Trailer
Diez puntos sobre diez para esta excelente realización.
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