Jorge del Pino (Imanol Arias) se marcha de su casa para su trabajo en Madrid dejando a su mujer y a su hijo. El trabaja en las variedades, haciendo un dúo cómico-musical con Enrique Corgo (Lluis Homar).
Cuando regresa a su pueblo, un bombardeo hace que los pobladores deban ir al refugio. Cuando pasa el alerta y sale del refugio, ve a su ciudad arrasada, corre hacia su casa solo para ver morir entre las llamas a su mujer y a su hijito.
España en 1940. Hace apenas un año que ha finalizado la guerra civil con la derrota de la república. Jorge vuelve a buscar a su compañero al teatro. Durante un año ha estado desaparecido y nunca va a contar qué hizo durante ese tiempo.
Llegan para ver el numerito de un niño que quiere actuar en las variedades, es Miguel (Roger Princep) y confiesa que no tiene a dónde ir, como no sea al orfanato porque sus padres han muerto, que por favor lo lleven con éllos. Enrique se enternece y se hace cargo del niño, al que pronto incorporarán a sus números.
Cada tanto los ensayos son interrumpidos por el capitán Montero (Fernando Cayo), quien busca a posibles revolucionarios. Uno de los tramoyistas, Pastor (Oriol Vila) es en realidad un teniente falangista infiltrado para informar al capitán Montero todo lo que ocurra en la compañía.
Si hay algo que esta película tiene de importante, es como dibuja el terror de la España franquista sobre la gente. Las delaciones están a la orden del día y encima no hay siquiera para comer.
Enrique quiere convencer a Jorge que se vayan de España, dice que el tiene amigos en Argentina y que en Buenos Aires se está bien y, sobre todo, lejos de la guerra.
El clima de miedo que inocula una dictadura fascista es lo que impregna también toda la película. En un papel más bien de relleno, Rocío Moliner (Carmen Machi) canta "Enséñame el babalú", numerito pseudo erótico.
La película, si bien está bien realizada, es una película menor, pero la manera en la que induce la violencia de los franquistas, como pinta ese odio que tienen hacia todos aquellos de los que sospechan, es de las mejores realizaciones que haya visto sobre el tema. El espectador va a llevar bien la trama, porque no hay ningún misterio que descubrir, simplemente el agujero del horror de la dictadura.
No se puede vivir con un Franco, canta Imanol Arias
Siete puntos sobre diez para este debut cinematográfico de Enrique Aragón, hijo del célebre payaso Miliki. Miliki hace una corta aparición al final de la película. Las actuaciones de Imanol Arias y Lluis Homar, son sobresalientes.
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