El director vietnamita Tran Anh-Hung cobró notoriedad en 1993 entre los seguidores del buen cine con "El aroma de la papaya verde". Luego continuó haciendo cine, pero no nos llegó.
En el año 2016 dirigió esta "Eternidad", que a muchos espectadores ansiosos les deberá parecer literalmente una eternidad.
Pero para aquellos que se sumergen en el cine como en una meditación, este tipo de cine es lo más adecuado para salir reconfortado de la experiencia.
En "Eternidad", novela de Alice Ferney adaptada al cine por el mismo Tran Anh-Hung, no se narran hechos rimbombantes como guerras o asesinatos. Tampoco hay una historia de misterio para descubrir al criminal. No es un musical, no es un drama sensiblero, no es una comedia, en fin, es el cine en COLORES, con mayúscula, de las visiones paradisíacas de este director vietnamita. El debe amar la selva y las plantas, porque la imagen se sumerge en bosques y parques, en paseos y en playas siempre soleadas.
Entonces, ¿qué es lo que cuenta "Eternidad"?, nos habla de los grandes sucesos de la vida, siempre enfocándola desde un punto de vista exclusivamente vital y femenino.
Iniciándose presumimos a principios del siglo XX, va a seguir la vida de Valentine (Audrey Tatou) a través de su casamiento arreglado que se cancela y finalmente se lleva a cabo con Jules (Arieh Worthalter), el nacimiento de sus hijos, la vida cariñosa y cálida con Jules tocando la guitarra y, más tarde, la muerte de los mellizos en la guerra y de su marido al poco tiempo.
Pero su hijo Henri (Jeremie Renier), le anuncia que se va a casar con Mathilde (Melanie Laurent) con la que han sido novios desde chicos. Esto se cruza con Valentine con el hecho de que su única hija viva, Margaux, le anuncia que va a profesar de monja.
La historia continúa a través de Mathilde y de su prima Gabrielle (Berenice Bejo), quien está casada, también en un casamiento arreglado, con Charles (Pierre Deladonchamps). Como viven en el mismo edificio se ven casi todos los días para compartir la sobremesa.
El nacimiento de los hijos de Mathilde y de Gabrielle, son casi al mismo tiempo. La desaparición de Charles y la muerte de Mathilde después de dar a luz a su última hija, Marie.
Esto es más o menos todo lo que sucede en la película. Claro que no he contado los detalles que son donde el director expresa toda su efusividad vital y sensorial. Como Mathilde que no deja de acariciar a sus hijos y a su marido. Hay muchos bebés mimados en esta película.
En poco más de 1 hora y 50 minutos, esta galería de imágenes bellas y radiantes nos cuentan sobre la vida y también sobre la muerte. De allí el título del film, "Eternidad".
Todo acompañado por hermosas melodías al piano, en ritmos tranquilos y melódicos tipo Debussy.
Es imposible que un espíritu bello deje pasar de lado esta película y, si lo hace, se perderá el gran postre de la vida.
Trailer sin subtítulos
Algo muy interesante e innovador son los raccontos colocados luego de la muerte o desaparición de un personaje. Es realmente un recurso absolutamente novedoso en la narrativa cinematográfica.
Siete puntos sobre diez es mi calificación para esta interesanete película semi-vietnamita.
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