Como en la novela, Ivar (Kari Heiskanen) vuelve después de 20 años a la casa familiar para el festejo de los 70 años de su padre, Paavo (Esko Salminen).
De los encuentros con sus hermanos, Torsti (Pertti Sveholm) y Mitja (Timo Torikka), surgen recuerdos sórdidos de la relación de su padre con sus diferentes madres. Paavo es y ha sido un jugador y embustero empedernido, quitándole a sus hijos todos los derechos y todas las posibilidades.
Cuando la madre de Ivar fue amenazada con que iban a dañar a su hijo, decidió dejar Finlandia para radicarse en Suecia. Gracias a ese desarraigo forzoso, Ivar ha crecido como un ser dominado por la razón y sin emociones.
Mitja, casado con Katja (Lisa Kuoppamaki), es un director de cine frustrado por el poco éxito de sus películas, en las que ha dilapidado parte de la herencia de su madre. No siente verdadero amor por Katja y está enamorado de la camarera del café de la zona, Raisa (Mari Perankoski). También Paavo está enamorado de Raisa, la chica rusa como la denomina Torsti y secretamente piensa en casarse con élla.
Todos los elementos de la tragedia están sobre el tapete y la celebración del cumpleaños de Paavo va a ser trágica.
Excelentemente interpretada y dirigida magistralmente por Mika Kaurismaki, "Hermanos" es un drama que mantiene al espectador en vilo por las sucesivas vueltas de tuerca que da el argumento.
Filmada casi íntegramente en una casa de campo en Espoo, Finlandia, es muy interesante el uso que el director hace de la luz tanto en interiores como en exteriores nocturnos, en las noches blancas del ártico.
El espectador no va a sentir que ha perdido su tiempo. Si bien no es un tema que envuelva personalmente a mucha gente, los dramas que se representan pertenecen a la humanidad.
Trailer (en finés)
Siete puntos sobre diez para "Hermanos".
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