Steven Soderbergh es un director de cine muy particular e inestable. Su especialidad es abordar proyectos fuera de lo común y a veces con bastante éxito de taquilla.
Su primer película, "Sexo, mentiras y video" fue un rara avis dentro del espectro anodino del cine estadounidense. Con un tema fuera de lo común y un extraordinario reparto de gente desconocida en ese momento logró que su nombre fuera conocido y que se pudiera esperar de él grandes cosas.
Pero durante unos cuantos años no supimos más de él, hasta que nuevamente saltó a la fama con Julia Roberts y su interpretación de "Erin Brockovich" y con "Traffic" sobre el narcotráfico, película por la que Hollywood le otorgó nada menos que 4 premios Oscar.
Después, sin dejar de lado la calidad, se perdió en los vericuetos comerciales de los "Ocean's eleven" y hasta intentó una desgraciada remake del "Solaris" de Tarkovski. Fue demasiado audaz de su parte, aunque tuviera a George Clooney y a Natasha McElhone en el elenco solo logró transformar a la mejor obra de ciencia ficción de la historia del cine en una historia de amor que además era aburrida.
Sin embargo, en el medio hubo un episodio de la película "Eros", donde compartió cartel nada menos que con Michelangelo Antonioni y Kaw Wai Wong y su episodio se mantiene por mérito propio en medio de los otros dos.
Ultimamente ha caído muy bajo, al explotar películas de temas porno-soft como"Magic Mike" y "Behind the Candelabra".
Sin embargo, solo dos años después de lanzar "Sexo, mentiras y video" (en 1991), Steven Soderbergh se lanzó a filmar "Kafka".
Esta película fue totalmente desconocida para mí hasta ahora, 22 años más tarde. Y es lo mejor de todo lo que he visto de su producción. Utilizando como personaje a la figura de Franz Kafka, los argumentos de sus novelas y una ciudad de Praga que se presta a las mil maravillas para una película de misterio, Steven Soderbergh filma una extraordinaria película mezcla de "Brasil" con los grandes maestros del hiper realismo alemán. El imaginativo libro es de Lem Dobbs que no tiene ningún otro acierto en su haber.
Con unas escenografías que Hollywood jamás podría llegar a concebir, filmando en blanco y negro, salvo en situaciones especiales que se justifican por el argumento y con la figura de Jeremy Irons (nunca nadie podría haber personificado a Kafka del modo en que él lo hace), logra recrear un ambiente de misterio, persecución, asesinatos sangrientos y sadismo, todo en su justa medida, que mantiene al espectador en vilo por conocer el desenlace. No voy a contar el final pero sí debo decir que es un final bastante abierto.
Hay algunos vaticinios de los horrores del regimen nazi que se desprenden de la película sin que uno deba hacer grandes esfuerzos. Oh casualidad, el Doktor se llama Murnau (excelente Ian Holm). También están en un reparto multiestelar el celebrado Alec Guiness, Jeroen Krabbe, Armin Mueller-Stahl y el simpático Joel Grey haciéndose cargo de un muy ingrato personaje. La heroína es Theresa Russell, excelente en su personificación de una guerrillera checa.
Salvo una escena donde la escenografía es demasiado parecida a "Brasil" de Terry Gillian, el resto de la película merece todos los honores. La fotografía es muy, muy buena. Consigue sumir al espectador en el misterio de las noches de una ciudad centro-europea. No hay abuso de los maravillosas paisajes de Praga, salvo al inevitable Puente Carlos y la alusión al Castillo, no tiene nada que ver con la Hradcany de Praga.
En resumen, una película que sorprende gratamente, justamente porque uno no espera tanto buen cine, aunque se cuente con la presencia de Jeremy Irons.
Nueve puntos son mi calificación para esta inesperada "Kafka" de Steven Soderbergh.
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