Subre un guión de James Costigan y la brillante dirección del afamado George Cukor, la televisión produjo esta increíble joya de la comedia.
Ambientada en los primeros años del siglo XX, Lawrence Olivier interpreta al abogado Sir Arthur Glanville-Jones quien se hace cargo de la defensa de Jessica Medlicott (Katharine Hepburn) , una viuda millonaria, acusada por un joven de no haber respetado su promesa de matrimonio. En resarcimiento, el joven Alfred pide la cantidad de 50.000 libras esterlinas. Cifra exorbitante hoy en día cuanto más en aquellos años.
Sir Arthur tiene un secreto y es que, siendo muy joven en Toronto, Canadá, estuvo tres días apasionadamente enamorado de la entonces actriz Jessie Jerold y élla le prometió que cuando regresase a Londres se casarían. Pero cuando el joven Arthur volvió al cabo de un año, élla ya se había casado con el acaudalado Medlicott.
Jessica sostiene que no recuerda nada de esos apasionados tres días que Arthur jura vivieron juntos en Toronto y que se han convertido para él en una de las razones de su vida.
Ella está más preocupada por el juicio y dice que el joven Alfred no verá ni un penique de su dinero.
La política de Sir Arthur es que se presente en la corte como una viejecita algo tímida y desvalida, actitud que Jennifer no piensa ni remotamente asumir.
La segunda mitad de la película consiste en el juicio y las actitudes de Jennifer y la condena por parte de Sir Arthur.
Con estas premisas George Cukor cocina una comedia deliciosa, de esas que da gusto ver y disfrutar.
Cuenta con dos de los actores más prestigiosos de todos los tiempos, Sir Lawrence Olivier y Katharine Hepburn. Cada uno de éllos juega su papel con solvencia, gracia y un más que adecuado histrionismo que convierte sus actuaciones en algo memorable.
Las escenas del juicio son de antología y debieran ser de enseñanza obligatoria para todos aquellos que quieren de alguna manera hacer una comedia.
Como nota importante, la música de John Barry tiene un importantísimo papel en la decoración del film. La reconstrucción de época y el vestuario son la especialidad de George Cukor, quien ya lo había demostrado con maestría en "Mi bella dama".
Una más que agradable comedia, divertida para pasar un buen rato y excelente para atesorar algunas de sus escenas en la memoria.
Una de las muy hermosas escenas (Escuchar la música)
Mi puntuación es de 8 puntos sobre 10 para el muy buen rato que he disfrutado viéndola.
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