La historia de Philomena Lee, una mujer irlandesa, que habiéndose visto obligada a dar su hijo en adopción, decide salir en su busca, es una historia más de las miles de historias de mujeres que debido a las crueldades institucionales de nuestra sociedad deben separarse muy a su pesar de sus hijos.
Lo que tiene de importante esta película, es que a pesar que la historia de la mujer en busca de su hijo se mantiene en primer plano, es imposible sustraerse a la denuncia de la cadena de hechos con los que la maldad inherente al ser humano descarga sobre las madres solteras.
En los años en que transcurre esta película estos hechos tenían lugar, por la hipocresía de una sociedad decidida a castigar punitivamente a las madres solteras y en nuestros días, por la casi imposibilidad económica para una mujer sola de sacar su hogar adelante sin contar con bienes propios.
Entonces, el director Stephen Frears no pierde oportunidad de dar pelos y señales de esos mecanismos de la sociedad.
Philomena (Sophie Kennedy Clark) queda embarazada siendo adolescente y su padre decide colocarla en un hogar para madres solteras administrado por monjas irlandesas, diciéndole a todo el mundo que había muerto..
Llegado el momento del parto casi muere en el trance por estar el bebé posicionado de nalgas. Sino fuera por la voluntad de una monja que pide llamar a un médico pero recibe como respuesta "Está en manos de Dios. El dolor es su penitencia." y decide entonces ayudarla haciendo lo mejor que puede, ni la madre ni el bebé hubieran sobrevivido.
Después del parto deben trabajar gratuitamente durante cuatro años más para el convento. A Philomena la destinan a la lavandería donde trabajaba los siete días de la semana pudiendo ver a su hijo una hora por día.
Pero quiso la suerte que su hijo y una amiguita fueran los elegidos por una pareja para adoptarlos y ya nunca más lo volvió a ver.
Han pasado 50 años de estos hechos cuando Philomena (Judy Dench) decide que debe buscar a su hijo. Su camino se cruza con el de Martin Sixsmith (Steve Coogan), un periodista político desempleado al que le ofrecen trabajo siempre que cuente historias "humanas". La historia de Philomena es un caso de ese tipo y decide llevar la investigación adelante para tener su historia.
Viajan a Irlanda a visitar el convento en busca de más información y la monja que los recibe dice que lamenta no poder darles ningún tipo de datos ya que los registros fueron destruídos durante un incendio. Sin embargo sí le entregan a Philomena la copia del documento que firmó renunciando a buscar o reclamar a su hijo. En un pub del pueblo el tabernero les cuenta la verdad. Las monjas cobraban 1000 libras esterlinas por cada chico entregado y una vez que la trata cobró estado público decidieron quemar todos los registros para evitarse problemas. La mayoría de los chicos iban a parar a familias de Estados Unidos que eran quienes podían pagar el precio pedido por las monjas.
La historia que van a descubrir en Estados Unidos sobre Anthony, el hijo de Philomena, parece escapada de las páginas de una novela.
No voy a dar más detalles para que el espectador que quiera ver esta película, lo descubra por sí mismo.
La historia de Philomena Lee es una historia real. Las monjas irlandesas que comerciaban con los chicos siguen existiendo y hasta donde la película cuenta, ninguna investigación se ha realizado.
La falta de información sexual de los adolescentes parece haber disminuido un poco y con el uso de anticonceptivos y preservativos, muchos embarazos no queridos se han evitado.
Martin Sixsmith publicó "El Hijo Perdido de Philomena Lee" en 2009. Miles de niños irlandeses adoptados y sus "avergonzadas" madres, continúan buscándose. Philomena Lee vive al sur de Inglaterra con sus hijos y sus nietos. Martin Sixsmith trabaja como escritor y periodista en la televisión.
No es una película excepcional aunque está impecablemente bien hecha. Su mayor mérito y el de su director Stephen Frears, es haber hecho que todos estos hechos de maldad humana destaquen como sobre relieves en la película, sin adoptar por eso un tono acusativo de señalamiento. Con la sencilla simplicidad de los hechos.
Trailer
Por la magnífica denuncia de estos hechos aberrantes, esta película merece 8 puntos.
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