"Il vent se leve, il faut tenter de vivre" Paul Valery.
Con esta frase, "el viento se levanta, debe tratar de vivir", de Paul Valery, comienza la última obra maestra de Hayao Miyazaki, "Kaze tachinu".
Después de 30 años creando los más grandes filmes de animación que se hayan hecho hasta ahora en la historia del cine, Hayao Miyazaki se retira. Pero antes de hacerlo, nos deja esta maravilla hecha cine.
No hay en "El viento se levanta" criaturas mitológicas ni animales parlantes, tampoco esas niñas de grandes ojos negros que desafían la estructura de la historia por sus ideales ni sus mundos surreales. No hay fantasía desbordante. "El viento se levanta" es una historia sobre la pasión humana por la creación, el perfeccionamiento y, sobre todo, por el amor.
Es la historia de Jiro Horikoshi, el ingeniero aeronáutico japonés que consiguió con sus creaciones poner a Japón al frente de la innovación y perfección en los aviones de guerra durante la segunda guerra mundial. Está basada en la novela escrita por Tatsuo Hori.
Y el gran maestro en diseño de animación en cine nos dibuja esta historia de la ingeniería aeronáutica con toda la delicadeza de sus figuras. La historia donde se cruzan la realidad con los sueños de Jiro y con toda la ternura de su amor por Nakao, la mujer que amó y que estaba enferma de tuberculosis.
No hay detalles desagradables para Miyazaki, con su lápiz mágico todo lo transforma. Desde el terremoto de Kanto de 1923, donde la ciudad de Tokyo se sumió en el caos y hubo más de 100.000 muertos, en gran parte por los incendios, a la posterior gran crisis económica. Desde la epidemia de tuberculosis a la entrada de Japón en la Segunda Guerra mundial con todas las intrigas de poder que manipularon la historia.
Su personaje sueña despierto las mejoras que pueden hacerse sobre las aeronaves, como también las catástrofes que pueden sobrevenir por errores de cálculo o de diseño.
Todo esto contado con una ternura infinita puesta en las imágenes, en el suave colorido y en la música infaltable de Joe Hisaishi.
El espectador que ya haya visto otras películas de Miyazaki la va a venerar como la ofrenda que nos hace de su arte al servicio de la belleza. Para el que no haya visto otras películas de él posiblemente el encanto sea menor, pero la fuerza de la imagen va a arrastrar su espíritu a otras esferas de entendimiento.
Trailer
Imposible evaluar una obra de arte con semejante carga de magia. Demás está decir que la melancolía que nos causa la despedida de Hayao Miyazaki (en la película un diseñador italiano que es el modelo que Jiro sigue dice, solo son diez años los que un diseñador puede durar, tanto en los aviones como en el arte), está bien compensada por su ofrenda de "Kaze Tachinu".
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