Romain es un fotógrafo de publicidad reconocido. Tiene algo más de 30 años. Vive con su pareja Sasha y tiene en vista un viaje por trabajo al Japón. Pierde el conocimiento durante una sesión de fotografías al aire libre y le hacen los estudios médicos pertinentes. Lo que se descubre es que tiene un tumor maligno desperdigado por todos los órganos. Es más, el médico ni siquiera puede precisar dónde se generó originalmente el tumor.
Este es el punto de partida de "Le temps qui reste". Durante toda la película se va a describir como vive Romain el tiempo que le queda. Este es el enigma a descubrir.
Ozon que es un prolífico director cinematográfico (recordar "Potiche", "8 mujeres", "Angel") lleva filmadas 11 películas en lo que va del milenio. En casi todas éllas el sexo irónico y libre está presente. Sin embargo su especialidad a mi entender es dejar que los sentimientos fluyan a través de las escenas sin ser nombrados.
En este caso, el tema elegido es muy duro y podría someter al espectador a un duro round emotivo. Sin embargo Ozon elige el camino de la liviandad y muestra los acontecimientos con la máxima simplicidad.
En un momento, cuando Romain se confiesa con la abuela (Jeanne Moreau) y esta le pregunta porqué le está contando esto, Romain responde, porque vos estás tan cerca como yo de la muerte. Respuesta dura y directa que sin embargo no hace un impacto lacerante sino que describe fácilmente la realidad.
Para quienes estamos demasiado complicados o problematizados con la muerte es aconsejable ver esta película para acercarnos un poco a este aspecto del ser humano tan vapuleado y poder ser un poco más cariñosos con su propio ser.
"El tiempo que queda" no es una obra de arte pero es muy fácil de ver y aprehender. Por lo tanto le adjudico 8 de los 10 puntos en juego.
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