Esta película, "O Thiasos" que ganó el premio de la crítica en el festival de Cannes en 1975, dura 3 horas y 50 minutos. En ese tiempo, Theo Angelopoulos pinta un mega retrato de la historia de Grecia entre 1939 y 1952 a través de un grupo de actores itinerantes que van de pueblo en pueblo presentando siempre el mismo drama pastoril.
En su camino se cruzan los ocupantes nazis y los griegos colaboracionistas. En el devenir alguno de los actores se va al monte con los partisanos, a otro lo matan los mismos griegos colaboracionistas y también alguno de los mismos actores es un entregador.
Finalmente llega el ejército inglés y expulsa a los alemanes. Inmediatamente se forma un gobierno de coalición para liberar a Grecia donde los puestos son designados por el eterno Papandreu y los partisanos comunistas quedan fuera. Los antiguos colaboracionistas ocupan poco a poco nuevamente sus puestos en la escena política y una dictadura de terror manejada por los ingleses y los fascistas se impone en Grecia.
A través del tiempo de la película son los mismos actores los que pasan por estas situaciones. Narran al espectador como son torturados y la represión brutal contra el pueblo que clama por libertad.
En un momento de la película se ve pasar a un grupo de fascistas por la calle y van cantando lo siguiente:
"Nuestras balas no derramarán una sola gota de sangre griega, mas aplastaremos a los traidores, a los rebeldes y a los comunistas, para devolver a Grecia su libertad". En estos versos está encerrada la paradoja terrible de la "democracia", la "trampa 22" de los aliados.
El ejército inglés repone al rey alemán para regir los destinos de Grecia. Y persigue, tortura y mata a los guerrilleros comunistas griegos que fueron quienes realmente derrotaron al ejército ocupacionista alemán.
Toda esta tragedia está contada con un ritmo lento e inexorable que va marcando para nuestro horror las páginas del destino y el sufrimiento de los pueblos.
La fotografía y el uso constante de los grandes planos panorámicos por donde los actores van moviéndose huyendo o actuando, hacen que la sensación de coro en una tragedia sea muy fuerte.
La iluminación es siempre muy tenue, son tiempos de guerra y de permanecer escondidos. No hay veranos en la película, solo un continuo invierno lluvioso. La fotografía y el color poseen un alto valor estético. Hasta las fotografías de casas en ruinas son un deleite para la vista.
Demás está decir que no es una película recomendable para espectadores poco pacientes. Se requiere de toda la serenidad para seguir estos tiempos lentos cargados de contenidos emotivos, no por lo que se dice sino por lo que se presiente. Gran parte de la película sucede fuera de foco a través de los sonidos, sonido de ejércitos, de bombardeos, de masacres. No hay quejas humanas, no hay llantos ni alaridos. Es un continuo doloroso que nos recuerda al 2do movimiento de la séptima sinfonía de Beethoven.
Sobre 10 puntos este film se merece unos 14 puntos. Para aquellos amantes del cine y con gran sentido artístico, estas tres horas y cincuenta minutos van a ser un regocijo para el alma.
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