Cuando se elige la figura de un artista reconocido mundialmente para personaje de una película, se debe estar muy seguro de poder transportar su vida, pensamiento y alma al cine. No se trata solamente de sus obras, porque esas son de interpretación libre para los espectadores, sino del sentido que se le quiere dar a la película donde se refleje su vida.
Julian Schnabel no es un improvisado en el cine, lo ha demostrado con obras tales como "Antes que anochezca" sobre la vida del poeta cubano Reinaldo Arenas o "La escafandra y la mariposa" sobre el parapléjico editor de la revista Elle, Jean-Dominique Bauby.
Y no lo era tampoco en 1996 cuando hizo esta película, probablemente la más comprometida de su carrera, sobre el pintor estadounidense Jean-Michel Basquiat, hijo de padre haitiano y de madre portorriqueña, quien en un meteórico ascenso logró ser considerado en un año una de las figuras más importantes de la plástica en New York, junto a Andy Warhol.
No estoy hablando de las imagenes con las que se va a ilustrar la película, porque esas son relativamente fáciles de crear, sino del alma del artista. Su particular manera de ver el mundo y su característica desaprensión de los clichés y las poses de intención.
Hay un reportaje en la película, donde el periodista es el gran Christopher Walken, donde le pregunta si se considera un "black painter" y Basquiat le contesta con otra pregunta, si él se considera un "white writer".
Algo que lo ayudó en gran medida fue la elección de Jeffrey Wright para personificar a Jean-Michel Basquiat. Jeffrey Wright tiene la enorme ductilidad que solo los seres inmensos de corazón pueden demostrar. Es a veces un pequeño gesto o movimiento de su cuerpo lo que nos transmite cantidades enormes de información sobre lo que el personaje que le tocó jugar está viviendo. Es un inmenso actor que ha demostrado siempre que le han ofrecido papeles cargados de significados, su capacidad para transmitirlos y hacerlos reales.
También están en el film, Benicio del Toro, impagable en su papel, David Bowie trasvestido de Andy Warhol a la perfección, al fin y al cabo Warhol fue todo un personaje y Gary Oldman, quien se mete en la piel de un pintor inexistente, Albert Milo, que vendría a ser más o menos el alter ego del director, amigo y colega de Basquiat..
Como no le fue permitido utilizar los originales de Basquiat, el mismo Julian Schnabel fue quien pintó todas las reproducciones.
La banda de sonido de la película es otro hallazgo, con interpretaciones de los irlandeses The Pogues, Van Morrison, Tom Waits, John Cale y obviamente de David Bowie.
Trailer de Basquiat
Mi calificación es de 9 puntos para una película que no deja que el espectador pierda el interés en ningún momento y que es un rendido homenaje a la vida de este importante pintor que murió cuando apenas tenía 28 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario