Para empezar es importante dejar en claro que "Arma fatal" es una película inglesa, no estadounidense. Entonces lo que uno podría sospechar se trata de una parodia de tantas películas de parejas de policías, no lo es, simplemente no lo es.
Tampoco es una película desopilantemente graciosa. Si bien todo lo que sucede es grotesco y satírico, no mueve a la risa del espectador que no es amante del pochoclo, o sea como yo.
Pero toda la trama, toda la película, todas las situaciones, llevan a la gran satisfacción del descubrimiento de un cine inteligente y mordaz.
Nicholas Angel (Simon Pegg) es un policía que ha batido todos los records de perfeccionamiento en su puesto en Londres. Es la razón por la que su sargento directo (Martin Freeman) y el Inspector General (Bill Nighy), se lo sacan de encima con un traslado que simula ser un ascenso, Angel va como oficial, ya no más como simple policía, al pueblo de Sanford. En donde nunca pasa nada.
Pero ni bien llega Angel, detiene a todos los consumidores del bar por tener menos de 18 años. Y lleva detenido por conducir en estado de ebriedad a Danny Butterman (Nick Frost) del que al día siguiente se entera es compañero suyo en la oficina de policía.
Como nunca pasa nada, lo envían junto con Danny, a controlar la velocidad en la ruta de acceso al pueblo.
De allí en más, la comedia va a convertirse en una película de crimenes y misterio.
Al mejor estilo de película negra británica, los degollados y quemados vivos van a estar a la orden del día. Pero, en opinión del Inspector Frank Butterman (Jim Broadbent), son simples casualidades.
Angel empieza a sospechar, en base a algunas claves que relaciona, que se trata de un gran operativo criminal para que el dueño del supermercado, Simon Skinner (Timothy Dalton), haga un gran negocio.
No voy a contar nada más porque sino la película pierde su gracia, que la tiene a montones.
El espectador se va a encontrar sorprendido con una pequeña obra maestra del misterio en clave de comedia, donde Simon Pegg juega con su habitual sobriedad, el personaje clave.
El final es para la antología de las películas de tiroteos, persecusiones y crímenes. Es para tirar balcones.
El director Edgar Wright es un gran veterano en manejar este tipo de películas rápidas, inteligentes y sorprendentes y en colaboración con Simon Pegg escribieron este magnífico guión sin el cual la película naufragaría en donde tantas otras se hunden y llevan consigo al espectador a hundirse de aburrimiento.
No hay nada que el espectador pueda imaginar de antemano. Todas las escenas lo van a hacer disfrutar de una película amena, ágil y divertida.
Trailer en español
Una excelente película para pasar un gran rato. Ocho puntos sobre diez.
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