El director de la insulsa película "El discurso del rey" que fuera tan aclamada en Hollywood, regresa con una película mucho pero mucho más comprometida.
Sobre un guión de Lucinda Coxon adaptando la novela de David Ebershoff, que a su vez está basada en los diarios del personaje de la historia, Lilli Elbe, Tom Hooper va hilando la trama de "La chica danesa" donde el tema es la transexualidad.
Dicho así suena bastante escandaloso, pero la maestría del director consigue que el film se deslice suavemente por la mente de los espectadores y consiga su objetivo, que es emocionar a través de una historia para nada melodramática sino terriblemente real.
Einer Wegener (Eddie Redmayne) y su esposa Gerda (Alicia Vikander), son pintores que están batallando en la Dinamarca de comienzos del siglo XX, por hacerse un nombre. Einer casi lo ha logrado, a través de plasmar en sus pinturas los paisajes de su pueblo natal, Vejle, en Dinamarca.
Gerda en cambio, solo pinta retratos y los retratos no son lo que los marchands esperan de un pintor.
Le pide a Ulla (Amber Heard), una amiga, que pose para ella. Pero como Ulla se demora, entonces Gerda hace que Einer se vista con las medias y los zapatos de Ulla y le pone encima el vestido de la modelo.
Por este artificio, la mente de Einer desentierra a la mujer que estaba adormecida desde sus días de la infancia. Cuando llega Ulla, se ríe de él y le dice en broma, tú debes ser Lilli. La mujer interna de Einer pasa a llamarse Lilli.
La película trata entonces de los avances de la personalidad femenina en Einer. De sus desventuras con los médicos, que hasta pretenden encerrarlo por esquizofrénico. De su relación con Henrik, (Ben Whishaw), que está secretamente enamorado de Einer.
De su huída a París, cuando Gerda recibe un telegrama que le anuncia que van a procesar a Einer por perversión.
En París, Gerda va en búsqueda de Hans (Matthias Shoenaerts), un amigo de la infancia de Einer, para pedirle ayuda con Einer quien se ha convertido totalmente en Lilli.
La desesperación de Gerda quien ve como su amado marido desaparece ante sus ojos está magistralmente actuada por Alicia Vikander. Su mirada profunda y trágica ayuda mucho en la composición del personaje.
También la actuación de Eddie Redmayne es digna de mención. Sus sonrisas ambiguas y sus movimientos totalmente femeninos no nos hacen pensar en un travesti, sino en una real mujer.
El final de la historia es trágico. Un médico de Dresde le ofrece a Lilli hacerle dos operaciones. La primera para remover sus partes masculinas y la segunda para construir una real vagina.
Estamos hablando de 1926, cuando esas operaciones no existían, ni se había descubierto el poder de los antibióticos en casos infecciosos.
Si bien Lilli sale indemne de la primera operación, no resiste a la segunda.
Lo bizarro de la historia no permite a la mayor parte de los espectadores algún tipo de identificación, pero de todas maneras, la historia se cuela por los huesos y no se puede asistir fríamente a la muerte de Lilli.
Trailer
Ocho puntos es mi calificación para esta película.
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