Raoul Ruiz ha sido uno de los más prolíficos directores cinematográficos. Realizó más de 100 películas en 40 años de trabajo. Nacido en Chile, inició su carrera artística escribiendo para el teatro. Entre 1956 y 1962 escribió casi 100 obras teatrales.
El golpe militar fascista de 1973 lo obliga a dejar su patria y, afortunadamente para los cinéfilos a exiliarse en Francia que se transforma así en su nuevo centro de difusión. Surrealista por convicción, sus primeras obras son un tanto oscuras, pero poco a poco va descubriendo su lenguaje cinematográfico, donde a través de unas primeras pautas caóticas desarrolla una perfecta trama de misterio e imaginación.
Este es el caso de "Aquel día". Las primeras tomas nos muestran un paisaje suizo envuelto en la neblina donde Livia (Elsa Zylberstein) sentada en un banco bajo un árbol, escribe sus notas en una libretita.
Aparece un ciclista que se cae frente a élla por lo que Livia lo reconoce como un ángel. Para élla son ángeles todos los que se caen.
Luego aparece un grupo de ciclistas. Son los locos del asilo de Saint Michele, que van vestidos de gris, como si fueran presos. Uno de éllos también se cae de la bicicleta, es Emil Pointpoirot (Bernard Giradeau) y también es reconocido por Livia como ángel.
En realidad Emil es un asesino psicópata al cual Warf (Feodor Atkine) adoctrina para que liquide a personas y a tales efectos lo deja abierta las puertas del hospicio para que salga a matar.
En este caso, lo vamos a entender después de media hora de película, su víctima es nada más y nada menos que Livia. El crimen ha sido organizado por su padre (Michel Piccoli) quien antes de quedar en la ruina prefiere matar a su hija, única heredera de su madre de la fortuna de Salsox un exitoso condimento suizo. Si Livia muere hereda su hermano Luc (Jean-Baptiste Puech) y muerto Luc el heredero es el estado suizo.
Ya en los títulos, Raoul Ruiz anuncia que dirige una película helvética. Y así es como todo transcurre en Suiza, la prolija y ordenada Suiza, donde el comisario del pueblo Raufer (Jean-Luc Bideau) y su ayudante Ritter (Christian Vadim) deciden que lo mejor es no hacer nada frente al anuncio de la huída de Emil Pointpoirot del hospicio, como estrategia de investigación.
Ya estoy complicando demasiado esta sinopsis y no es mi objetivo describir la excelente trama al mejor estilo Hitchcock con que Raoul Ruiz escribió el guión de esta curiosa película.
El espectador curioso va a intentar rever los 20 minutos iniciales para detectar qué se perdió en la historia de Livia y el maniático asesino Pointpoirot.
Trailer en francés
Un Sal-sox por favor (en francés)
Admirable obra cinematográfica que despierta la imaginación y hace que el espíritu se regocije, diez puntos sobre diez, es mi calificación.
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