Pascal Bonitzer no sólo es el director de esta película, sino también el autor del guión.
Y si bien los hechos que se suceden en la película tienen la estructura de nuestros sueños, también la dirección y la fotografía se encaminan en el mismo sentido.
En la primer escena, Nathalie (Ludivine Sagnier), quien está yendo acelerada a una cita con Bruno (Daniel Auteuil), se cruza con una mujer que se está pintando los labios con su mismo lápiz labial, es una coincidencia, porque Nathalie ha perdido el suyo no sabe dónde. La mujer, que resulta ser Gaelle (Emmanuelle Devos), la compañera de Bruno, se lo presta con toda naturalidad y también le da un cigarrillo y le presta su cepillo para el pelo, todo esto con el debido pedido de excusas por parte de Nathalie, quien finalmente se entera que la otra mujer es Gaelle.
Esta primer escena adelanta como se van a desenvolver los hechos durante toda la película. Filmada en ambientes oníricos de los Alpes del Ródano, en las villas de Grenoble y Corps, con caminos que pasan de la verde campiña al ambiente montañoso.
Bruno se ve lanzado a una búsqueda por su tío Gerard (Jean Yanne) los dos comunistas, y la pregunta se reitera más de una vez, cómo pueden seguir siendo comunistas después de lo del muro y las respuestas son similares, "es en otro lugar".
La búsqueda es del Dr. Verekher (Hanns Zischler), que ha enamorado a la esposa de Gerard, Anne (Catherine Mouchet), para entregarle una carta de Gerard.
Y se suceden las pequeñas heridas, él se corta dos dedos de la mano al enterarse que Gaelle se está yendo a Turín. Caminando por el bosque una rama le corta la cara. Solo son las primeras heridas.
Finalmente llega a la casa, castillo del Dr. Verekher y allí conoce a Beatrice (Kristin Scott-Thomas), quien como la Beatrice del Dante, lo va a llevar en un descenso a los infiernos de la zona.
Hay muchísimos más ingredientes oníricos en el desarrollo de la película, y la acción es como que no se cansa de asombrar al espectador. Una muchacha se ofrece a mostrarle el camino y luego resulta que no conoce el camino, sino que quería escapar de su marido.
Son notas que van quedando a los costados de la historia y que enriquecen totalmente la película.
Las actuaciones de Auteuil y de Scott-Thomas (un poco marcadamente histérica) son soberbias.
Esta película no tiene desperdicio. En una hora y media de duración el espectador se va a ver sorprendido más de una vez por las vueltas de la historia, como si se tratara de los caminos de la montaña.
La casa-castillo del Dr. Verekher (en francés)
Ocho puntos sobre diez para esta obra de estilo vagamente surrealista y profundamente onírica.
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