Es conocido que Estados Unidos es un país corroído por los odios raciales. No es necesario politizar demasiado, sino que es cuestión de analizar la historia de sus más de 200 años para encontrar suficientes testimonios.
Por eso es muy interesante cuando el cine se ocupa de retratar la médula de estos problemas con un pequeño ejemplo.
En la película de Maggie Greenwald basada en la novela de Augusta Trobaugh, los hechos se desarrollan en Salty Creek, un pequeño poblado de Carolina del Sur en el año 1941, poco después de haberse desencadenado la guerra mundial en Europa.
A este pueblecito, ya lo dice el refrán, pueblo chico, infierno grande, llega un autobus dejando una carga semiviva sobre un banco en la calle principal.
Las mujeres, siempre las mujeres son las encargadas de meterse en todo lo que sucede, interrogan al muchacho (Takashi Yamaguchi) que está muy malherido y todo lo que le consiguen sonsacar es "Ohta", que pareciera ser su nombre. Lo clasifican como chino y las autoridades piden a Anne Morrison (la gran Margo Martindale), que lo aloje en su casa hasta que se restablezca y pueda continuar su camino a donde quiera que fuese.
Anne se ocupa con gran solicitud de curar las heridas y alimentar al muchacho que parece estar totalmente perdido.
Una vecina de Anne, a la que Anne tiene en gran estima, pasa un día por su casa para interesarse por el estado del chino. Es Sophie Willis (Julianne Nicholson), una mujer que vive sola y que para sobrevivir pesca cangrejos. Obviamente no le teme a la vida y tiene en muy poca estima a los pobladores de Salty Creek.
Se iniciará una relación entre Ohta y Sophie, cuando él vaya a pintar al mismo lugar que elige Sophie para hacer sus cuadros. Es una relación amistosa aunque de desconfianza mutua.
A la casa de Anne se presenta Salomé (Lorraine Toussaint) a pedir empleo como ama de llaves y aunque no tiene referencias, Anne la contrata a prueba.
Este personaje pasará a ser el enlace de las diferentes situaciones que se desarrollen en más en la película.
A medida que Ohta mejora se empieza a ocupar del jardín de Anne y lo convierte en un paraíso.
Pero sucede el bombardeo a Pearl Harbor por parte de los japoneses y la entrada en guerra de los Estados Unidos.
El chino de Anne Morrison es el enemigo para el pueblo y Anne le recomienda que no salga de la casa. Su enemiga número uno es Ruth Jeffers (Diane Ladd) quien cuida a su esposo inválido y en los ratos libres se dedica a meterse en la vida de la gente, especialmente criticando la de Sophie.
La relación entre Ohta y Sophie va convirtiéndose en romance. Hay unos flashbacks que nos muestran como Sophie fue castigada de niña por tener una amiga de color.
Como podemos ver, ya están todos los ingredientes mezclados y el detonador pasa a ser cuando alguien ve a Ohta y Sophie besándose en el lugar donde pintan y Ruth Jeffers se encarga de divulgarlo a todo el pueblo.
Ohta, cuyo nombre es Grover, le confiesa a Sophie que no es chino, sino de familia japonesa, pero nacido en California. Sophie le sugiere que no se lo diga a nadie más.
La película, aunque de tintes muy románticos, no hace demasiado hincapié en la relación amorosa entre Grover y Sophie, sino que pinta con vivos colores el odio racial que llena las vidas de los habitantes de este pequeño pueblo.
Con buenas actuaciones, sobre todo la de Margo Martindale a quien el espectador avezado recordará como la cartera en una de las historias, la más emotiva quizás, de "París, je t'aime", la película se define como un excelente intento de retratar el problema subyacente en gran parte de la población de Estados Unidos. No tiene violencia, aunque hay algunas escenas que son muestras de la violencia cotidiana, por ejemplo la irrupción del comisario del pueblo en la casa de Sophie.
Trailer
Siete puntos sobre diez es mi calificación para este interesante film que fuera seleccionado para el Festival de Cine de Sundance, el más interesante de todos los que se celebran en Estados Unidos.
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