Héctor Babenco, un gran director de cine argentino que desarrolló su carrera principalmente en Brasil y que luego del éxito de El beso de la mujer araña, también hizo algunos filmes en USA, como este.
Basándose en la novela de Peter Matthiessen, el gran guionista francés Jean-Claude Carriere en conjunto con el mismo Babenco, desarrollan un guión que destaca por el excepcional camino en la búsqueda de alcanzar la iluminación que es meta de la obra.
La historia se desarrolla en algún lugar de la selva amazónica y el film fue filmado allí mismo. Allí está Mae de Deus, el villorrio donde comienza la historia. Volando su avión llegan buscando gasolina, Lewis Moon (Tom Berenger) y su compañero Wolf (Tom Waits). El comisario del lugar, Comandante Guzmán (José Dumont), les pide los documentos y los papeles del avión y determina que la documentación del avión no está correcta y les secuestra los pasaportes y el avión. Tiene su propio proyecto para el avión.
Llegan también a Mae de Deus, Martin Quarrier (Ailan Queen) con su esposa Hazel (Kathy Bates) y su hijo Billy. Son fundamentalistas evangelistas y han venido al amazonas convocados por la iglesia evangelista que conduce Leslie Huben (John Litgow) con su esposa Andy (Daryl Hannah), cuyo proyecto no es tanto evangelizar a los aborígenes, sino quitárselos a los misioneros católicos.
La misión católica fue abandonada hace un tiempo, luego que los Nauromi, la tribu que habita más allá de la aldea, en una zona montañosa, mataran al Padre Silva y a cuantos estaban con él. El proyecto de Huben es que los Quarrier ocupen la misión.
El proyecto del comandante Guzmán, es que los americanos sobrevuelen los pueblos nauromi y los bombardeen para obligarlos a huir dejando sus tierras.
Esa noche, Lewis Moon, que es un indio chayanne, está convulsionado por la idea de bombardear a los nauromi y se toma una botella de ayahuasca, un alucinógeno poderoso que se supone abre la mente.
Hasta aquí la presentación de los personajes. Durante unos minutos más de 3 horas, Babenco los hará enraizar en la historia e hilvanar el destino trágico de los hombres blancos enfrentando a la naturaleza.
Con una banda sonora magistral, creada por Zbigniew Preisner, el gran compositor polaco autor entre otras de las bandas de sonido de Europa, Europa, La doble vida de Verónica y la saga de los colores de Krzyzstow Kieslowski y con dirección de fotografía de Lauro Escorel, laureado por su obra con varios premios.
Las actuaciones están bien, con excepción de Tom Berenger, cuya vida interior y metamorfósis de indio chayanne a aborigen nauromi es impresionante.
Y la dirección de este inmenso proyecto es soberbia. Héctor Babenco, cuya historia fílmica ha crecido desde Peixote y Carandiru, hasta El beso de la mujer araña, Corazón iluminado, Tallo de hierro, la tremenda historia de los que viven en las calles con las magistrales actuaciones de Meryl Streep y Jack Nicholson y esta increíble epopeya de Jugando en los campos del Señor.
Mi calificación es de 10 puntos sobre 10. Una inmensa aventura espiritual para todos los espectadores.