Si bien la película comienza exhibiendo el diploma del grupo DOGMA, Susanne Bier no es una representante muy notoria de los despojados postulados de este grupo. En realidad creo que ninguno de los directores daneses que suscribieron estas ideas permanecieron mucho tiempo bajo la ley del ascetismo fílmico. Y esta película está muy lejos de ser un buen representante de esas ideas.
Se traduzca como se traduzca, el título de la película es "Corazones abiertos". Y es exactamente así. Son cuatro seres humanos que por uno de esos cruces astrales se ven envueltos en circunstancias que cambiarán completamente sus vidas. Se puede decir, bueno, ya llevaban en éllos el germen de lo que habría de suceder, pero eso es algo así como exclamar "chocolate por la noticia".
Cuando una supernova explota en el universo nada va a quedar igual, todo va a ser tocado por las esquirlas y pedacitos de estrella que vuelan en todas direcciones.
El drama que se representa en esta película es algo similar a una supernova emocional. El desarrollo está lentamente medido para que los acontecimientos no lastimen la sensibilidad del espectador, pero todo va caminando, poco a poco, hacia una nueva posición en el universo.
Susanne Bier es una real maestra del cine y tiene la ventaja de poder desplegar toda la emotividad femenina que, sin ser lacrimógena ni operística, es realmente convincente.
Todo se inicia a partir de un accidente automovilístico de lo menos esperado, porque uno de los autos estaba detenido y el otro ni siquiera había sido presentado anteriormente en el film. A partir de allí los detalles se van acomodando y uno es testigo de como se van sucediendo inexorablemente.
A veces uno quisiera que la vida fluyera de otro modo, pero no hay salida. Por su cauce se va moviendo lentamente y dejará a un lado todo lo que no sea necesario.
Todas estas vivencias y muchas más, se desprenden de la historia contada con tremenda expresividad en "Corazones abiertos". Los actores son todos excelentes, no solo los cuatro protagonistas sino hasta los actores del reparto. Cada uno encaja en la película con precisión milimétrica y ayuda a que todo mantenga este tono intimista, melodramático y al mismo tiempo absolutamente real.
Vayan 8 puntos para esta película de Susanne Bier.
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