Esta "bella durmiente" no se despierta con un beso apasionado de un príncipe azul.
Marco Bellocchio plantea en su película, de diferentes maneras, acercamientos al problema de conciencia que nos plantean los seres humanos que han entrado en coma y permanecen con vida vegetativa debido a los adelantos técnicos de la medicina. Y las pequeñeces subjetivas de los que están envueltos en estos dramas.
Dicho más claro, el problema que se debate en las diferentes historias que cruzan por la película, es el derecho a mantener con vida a quien ha dejado de vivir por diferentes razones.
Toni Servillo encarna a un senador italiano con problemas de conciencia para aprobar una ley que su partido exige que sea aprobada, pero con la que él no está de acuerdo.
Isabelle Huppert es la "madre" abnegada y muy religiosa, de una muchacha que permanece en vida vegetativa. Por cuidar a su hija, descuida a su hijo vivo y que también la necesita.
Alba Rohrwacher es María, la hija del senador italiano, combatiente católica por los derechos a la vida, que vuelve a la vida cuando se enamora de Roberto (Michele Riondino).
Roberto tiene la vida consagrada a cuidar de su hermano, activista ateo (y psicótico) por los derechos a morir que tienen las personas conservadas con vida.
Pier Giorgio Bellocchio es el Dr. Pallido, quien se obliga a mantener con vida a Rossa (Maya Sansa), drogadicta y suicida, quien no quiere conservar su propia vida.
El submundo de los senadores, en un baño romano, consumiendo anti-depresivos, para poder sobrevivir a las críticas de la gente.
Todas estas historias, van circulando por el film, sin que se pierda el hilo de la historia y en todas el último sentido es el mismo, el derecho a decidir sobre la propia muerte que tenemos los seres humanos.
Impecablemente realizada, con la solvencia que le dan sus años de experiencia en cine, Marco Bellocchio nos lleva a replantear esta situación que además de ser política es profundamente humana.
Diez puntos para "Bella addormentata".
Trailer oficial
Coincido plenamente
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