Shah-re Ziba es el nombre del correccional donde están detenidos los delincuentes menores de edad.
Akbar acaba de cumplir 18 años y por lo tanto será transferido a la cárcel común. Algo más importante es que, al ser mayor de edad, puede ser ejecutado con la pena de muerte a la que ha sido condenado por el asesinato de una joven de su edad.
Alá (Babak Ansari) quiere salvar a Akbar de la muerte y pide a los guardias los datos y direcciones de los familiares de Akbar y del denunciante. Su pena termina en 20 días, pero como hace buena letra entregando todas las navajas y fotos que tiene escondidas, le quitan esos 20 días de prisión.
El guardia lo lleva hasta el domicilio de Firoozeh (Taraneh Alidoosti), la hermana de Akbar. Ella le explica que ya ha ido a ver más de veinte veces al denunciante sin conseguir nada más que insultos y golpes. De todos modos accede a ir con Alá.
Frente a la casa de Abolqasem (Faramarz Gharibian), el padre de la chica asesinada, Firoozeh le pide a Alá que permanezca fuera cuidando al bebé y que, dependiendo de como vaya su entrevista lo hará pasar o no.
La mujer de Abolqasem (Ahu Kheradmand) que atiende la puerta le dice que Abolqasem no está en la casa, pero Firoozeh termina colándose. La conversación con Abolqasem es tensa y violenta y termina echando a golpes a Firoozeh de la casa.
Abolqasem acude a las autoridades para que se ejecute cuanto antes la pena de Akbar. Allí se entera que para que se lo ejecute, él como denunciante, deberá pagar el precio de sangre. Abolqasem discute cómo es posible que tenga que pagar para que ajusticien al asesino de su hija y las autoridades le contestan que el dinero no irá al estado sino a la familia de Akbar.
El personaje de Abolqasem es sobre el cual Asghar Farhadi construye el núcleo de la película. El padre que quiere cobrar justicia por su hija muerta y que no le importa lo que tenga que pasar, hasta vender su propia casa, para poder pagar el precio de sangre.
La mujer de Abolqasem pide al imán que ejerza su autoridad moral sobre Abolqasem para hacerlo cambiar de idea. Sostiene que el dinero que deberá pagar por el precio de sangre sería mucho mejor utilizado si lo usara para pagar la operación de su hija, semi-paralítica.
El imán pone en sus sermones las doctrinas más compasivas del Corán y de cómo el perdón redime de los males a este mundo, pero no hay nada que pueda hacer que Abolqasem cambie de idea.
El dilema moral es si es justo hacer pagar por la muerte de su hija, "eso no la va a devolver a la vida" sostiene Alá.
El guardián mismo quiere salvar a Akbar y visita a Abolqasem para pedirle que conceda su gracia sobre el condenado. Pero Abolqasem teme traicionar a su hija muerta si consiente en que no haya castigo.
Como todos los filmes de este director iraní, el problema moral es el eje de la historia y los personajes giran alrededor de esa viga de madera que sostiene al mundo. Para bien y para mal los hechos se dan la mano pero al espectador no le queda otra opción que sentir compasión por Abolqasem prisionero de su venganza.
Los actores son todos excelentes y la música, de Hamid Reza Sadri como en sus otras películas es una base sólida que acompaña a la acción. La fotografía, a pesar que la copia no era muy buena, es de primera calidad.
Trailer subtitulado en francés.
Premios internacionales para Asghar Farhadi
Dies puntos bien ganados para "Shah-re Ziba".
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