Cómo es posible que pueda la cultura universal tergiversar los hechos hasta haber convertido a la figura política de Rosa Luxemburgo en Rosa la Sangrienta. Tal es la imagen que nos ha llegado a través de la historia.
Era hora que Margarethe Von Trotta, en su irreductible misión de rescatar para la historia las figuras femeninas que han sido cumbre en el proceso alemán, llevara al cine la vida y obra de esta honorable mujer alemana de principios del siglo XX.
Para personificarla elige a Barbara Sukowa y nadie mejor que esta actriz para materializar la pasión, sensatez e inefable ternura de su personaje.
Como su compañero de juventud Leo, vemos brillar al gran Daniel Olbrytchski, con la meditada actuación de un gran actor encarnando a un gran personaje.
En el rol de Karl Liebknecht, otro gran luchador del grupo Espartaco origen del Partido Comunista Alemán, tenemos a Otto Sander.
El film sigue la historia de Rosa desde sus días de prisión en Polonia hasta la prisión durante la Primer Guerra, para que no hablara, en Alemania. En total estuvo nueve veces en prisión durante su vida.
Lo que Von Trotta rescata en todo momento, es el compromiso político de Rosa Luxemburgo con una democracia socialista y no sólo parlamentaria. Donde el pueblo pudiera trabajar y vivir en paz, sin responder a las cruzadas nacionalistas encendidas por conveniencias económicas de los grupos militares.
Pero su derrota fue total. Aún con el socialismo en el gobierno, el parlamento votó el incremento del presupuesto militar.
Muy atinado mensaje para nuestros días, en que las masas son llevadas de las narices de un enfrentamiento bélico a otro para conveniencia de los mercaderes de las armas.
La película sigue las relaciones que Rosa establecía con sus amigos y con sus camaradas políticos, aunque no siempre hayan sido satisfactorias. Hasta su relación con su gata Mimi, que muere estando élla en prisión.
Cuenta que estando en la prisión, vio entrar en un crudo día de invierno, a un carromato tirado por dos bueyes a los que el soldado golpeaba continuamente. Tanto que los hizo sangrar.
Rosa establece una comunicación instantánea con el animal y ve sus lágrimas en los ojos del buey, derramadas ante tanta maldad y violencia.
Una personalidad que la historia debiera reivindicar y considerar con más profundidad y sobre todo, escuchar sus mensajes políticos, que no fueron apreciados ni por Lenin ni por Trotski, ya que dentro de su visión política no consideraba a la dictadura del proletariado como un objetivo deseable.
En resumen, es una película de una tal seriedad política que conviene sea vista para luego analizarla con prudencia y mente abierta.
Discurso de Rosa Luxemburgo
Marcha por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht
Nueve puntos sobre diez para esta magnífica realización del cine alemán.
Disfruté mucho la película, sus actuaciones y los hechos que desconocía de esa gran luchadora por una sociedad más justa y favorable a los trabajadores. Se la recomiendo a los amantes del cine histórico, social, político, socialista, comunista
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