Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

miércoles, 29 de julio de 2015

Algún día comprenderás (Plus tard) (Amos Gitai, 2008) 🌟🌟🌟

Victor (Hippolite Girardot) está obsesionado por develar la historia de sus abuelos maternos. Sabe que finalmente murieron ambos en Auschwitz, pero no conoce los detalles de cómo llegaron al campo de concentración. Nadie jamás en su familia los mencionó.
Su madre, Rivka (Jeanne Moreau), vive aparentemente feliz entre sus objetos elegidos, sus pinturas y dedicando todos sus esfuerzos a disfrutar de su vejez. Entre sus objetos elegidos no figura, aparentemente, recordar a sus padres, a quienes no tuvo siquiera el consuelo de enterrar.
Amos Gitai, director cinematográfico israelí, adapta la novela autobiográfica de Jerome Clement y consigue trasladar al espectador al mundo emocional de las consecuencias del holocausto, donde los grandes golpes están matizados por detalles dulces y cálidos. Antes de la recreación de la brutal detención de sus abuelos, hay una hermosa escena en la que ambos bailan un vals en la habitación del hotel en la que viven.
Es una película que seduce por la suma de detalles más que por la historia en sí misma.
Jeanne Moreau consigue a través de sus gestos, que el personaje de Rivka despliegue todos los matices de seducción y belleza que la actriz posee. Las escenas filmadas en su departamento, donde el ojo de la cámara pasa a través de las puertas y paredes a los ambientes sensiblemente iluminados de las habitaciones, son simplemente brillantes.
En el rol de la esposa de Victor, Françoise, deslumbra Emmanuelle Devos, a quien viéramos no hace mucho encarnando a Violette Leduc. La ambigüedad con que gesticula es alucinante. Pasa de la sonrisa más amplia a un gesto de preocupación que es como si el rostro se nublara. Y también la lucidez de sus parlamentos es asombrosa.
La hermana de Víctor, Tania (Dominique Blanc) también posee propiedades ambivalentes. Si la cámara enfoca su frente y sus ojos, es una muchacha joven, si en cambio, toma todo el rostro, los años pesan en un personaje que es al menos 6 años mayor que Víctor. Tania fue confiada a la hermana de su padre, católica como toda la familia del padre y así pudo escapar del destino de ser hija de una madre judía. Rivka tampoco conoció el campo de concentración, gracias a una carta que su marido enviara al comisario de París durante el gobierno de Vichy, donde aclaraba que hasta la tercera generación sus antepasados eran arios y que su esposa sí era judía, pese a lo cual su hija Tania había sido bautizada.
Particular magia tienen las escenas donde Victor es convocado por el organismo que, a partir del gobierno de Chirac, está encargado de evaluar las pérdidas de los ciudadanos franceses judíos que fueran enviados a los campos de concentración y estimar las posibles compensaciones. Las dos mujeres encargadas de explicar los detalles a Victor son simplemente fenomenales. Cuando aparece la lista de objetos de valor, manuscrita por su abuelo, que dejara en depósito antes de ingresar al campo de concentración, Víctor huye totalmente destruído.
Es una película fuertemente emotiva sin ser lacrimógena. Hace que el espectador sienta lo que pudieron haber vivido los personajes de la historia sin necesidad de ilustrar escenas de muerte o del campo de concentración.
Quizás las escenas más duras están al principio, cuando Víctor, recorriendo las paredes del monumento en memoria de las víctimas judías, encuentra los nombres de sus abuelos.
La música de Louis Sclavis es densamente seductora, como todo en esta película. La fotografía de Caroline Champetier es formidable.
Trailer
Ocho puntos sobre diez para "Algún día comprenderás" y el espectador que esté avisado que va a terminar de ver la película con el corazón estrujado.

jueves, 23 de julio de 2015

Libera, amor mío (Mauro Bolognini, 1975) 🌟🌟🌟

Libera (Claudia Cardinale) es el personaje romántico por antonomasia.
Hija de un anarquista confinado por el regimen fascista en el exilio, Libera hace su propia lucha contra el régimen, causando los mil y un problemas a su marido Matteo (Bruno Cirino), de profesión sastre y a sus hijos Carlo y Anna.
En un salón bailable le canta sus verdades nada menos que al comisario político Testa (Philippe Leroy) y este promete vengarse de por vida.
Visitando a su padre (Adolfo Celi) en el exilio conoce a otro desterrado, Sandro Poggi (Bekim Fehmiu) y cuando este escapa del confinamiento y acude a verla, no duda en esconderlo y ayudarlo a conseguir un pasaporte con el cual pueda escapar de la Italia fascista.
Testa buscando a Poggi, allana la casa de Libera y Matteo y la policía revisa todos los ambientes, incluso la bohardilla donde está escondido Poggi, pero no lo encuentran. Finalmente por el contacto que confeccionó el pasaporte la detienen a Libera, es juzgada y condenada a cinco años de exilio. Y allí marcha Libera, feliz al exilio en la isla que compartirá con su padre.
Cuando faltan pocos meses para su liberación, cae el gobierno de Mussolini y como la isla está en la zona de guerra, los presos son enviados a sus ciudades con arresto domiciliario. Testa le advierte a Libera que va a estar detrás de sus pasos. No hace falta mucho, porque en un cine, viendo las noticias tendenciosas, a Libera se le escapan las críticas en voz más que alta y es nuevamente detenida. Esta vez Testa va más allá, clausura la sastrería de Matteo y los pone a ambos bajo arresto domiciliario.
Finalmente los alemanes toman los territorios ocupados aún por los fascistas y comienzan los asesinatos en masa. Libera debe huir porque su vida corre peligro. Matteo va con Anna a la casa de su hermana y Carlo se escapa con los partisanos.
Libera trabaja para los partisanos, les consigue armas y todo lo que necesitan. Finalmente los alemanes la arrestan y después de una sesión de torturas, la dejan encarcelada.
Cuando los americanos liberan Bolonia, los partisanos liberan a los prisioneros y allí vuelve Libera con su familia.
Un día decide reclamar al comisariato porque aún no le han asignado vivienda a su familia y cuando va a ver al comisario, con quién se encuentra detrás del escritorio, con Testa. Indignada va al comité a quejarse con las autoridades, quienes le dicen que Testa en los últimos tiempos colaboró con éllos y que no pueden juzgar al 50% de los italianos por sus actividades fascistas. Libera dice, entonces he hecho el papel de estúpida durante los últimos 20 años.
Fuerte alegato político, donde se muestran los vejamientos que cometieron los fascistas contra sus compatriotas y la crueldad con que los alemanes mataron a civiles a diestra y siniestra durante los últimos tiempos antes de la rendición.
Mauro Bolognini describe 20 años de historia italiana con la mayor moderación. "Libera" dista mucho de ser un panfleto político, pero deja bien a las claras la pobreza del género humano para defender a sus semejantes.
Libera es una idealista fanática, pura e inocente, que aún cree en la justicia de las instituciones humanas.
Mauro Bolognini escribe el guión de la historia de Luciano Vincenzoni, en colaboración con Nicola Badalucco y le extrae toda la riqueza que la narración puede dar. Claudia Cardinale es una Libera más que creíble y transmite con su fuerte personalidad toda la fortaleza e idealismo que el personaje requiere.
El resto del elenco es también excelente y la música de Ennio Morricone pinta a la perfección el dramatismo de las escenas.
Escena (títulos en inglés)
El espectador comprometido con la realidad va a sufrir un poco y va a quedar un tanto vapuleado por esta romántica historia. Pero vale la pena verla.
Ocho puntos sobre diez para la obra de Mauro Bolognini.

miércoles, 22 de julio de 2015

Siempre Alice (Richard Glatzer & Wash Westmoreland, 2014) 🌟🌟🌟

Hablar de "Siempre Alice" es hablar de Julianne Moore, que es la cara visible de Alice.
Sin embargo más deberíamos hablar de los directores, Glatzer y Westmoreland, quienes fueron pareja hasta la muerte de Richard Glatzer, que sucumbió a los efectos de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica, enfermedad neurológica paralizante), en marzo del 2015.
Juntos escribieron el guión de "Siempre Alice" adaptando una novela de la neuróloga y novelista Lisa Genova y juntos lo llevaron al film.
Juntos debieron haber visto recibir a la extraordinaria protagonista Julianne Moore el premio Oscar a la mejor actuación femenina del 2014.
Para quien no lo ha escuchado aún, el argumento de "Siempre Alice" describe la evolución y declive del Alzheimer en una joven profesora de lingüística de la Universidad de Columbia.
Como es un tema tan movilizante para nosotros, seres humanos que aún rechazamos la enfermedad y la muerte como si de castigos se tratara, es muy difícil llevar este tema a una película sin rozar los bordes de lo lacrimógeno y teatral.
Sin embargo los directores salen indemnes de la experiencia. Nada hay de fácil ni lacrimógeno en el film y si el personaje emociona, es por la brillante actuación de Julianne Moore.
Junto a élla, en una aún más difícil personificación, se luce Alec Baldwin, como el amante esposo de Alice. No es un personaje fácil de sacar adelante, no tiene parlamentos importantes, no dice verdades ni mentiras, no es dueño de las grandes frases, pero su actuación es perfecta.
Y he dejado para el final a la más que brillante Kristen Stewart. Evolucionando a pasos agigantados de ser la protagonista de la saga para adolescentes "Crepúsculo", Stewart asume un más que difícil rol en la película, al ser la contracara de Alice, su hija rebelde e idealista Lydia. Esta joven actriz, a sus 24 años tiene en su haber dos personajes importantísimos: uno como contrafigura de nada menos que Juliette Binoche en "Las nubes de Sils Maria" y el segundo como Lydia, secundando la mejor actuación de la carrera de Julianne Moore en "Siempre Alice".
Como vemos, esta película está llena de emoción por dónde uno quiera buscar. Desde los autores y directores, hasta los actores. Esta fue la quinta vez que Julianne Moore era nominada para los premios Oscar sin haberlo conseguido anteriormente ("Boogie nights" de Paul Thomas Anderson, "El fin de un asunto amoroso" sobre la novela de Graham Greene de Neil Jordan, "Las horas" de Stephen Daldry, y "Lejos del paraíso" de Todd Haynes). Ya en el festival de Cannes 2014 había ganado la Palma de Oro por su actuación en "Mapa de las estrellas" de David Cronenberg.
Es una película imperdible. Debe ser vista, aunque más no sea para que los enfermos de Alzheimer sean visualizados. Nadie coloca moños en su nombre, pero es una enfermedad tan dolorosa o más que el mismo cáncer.
Clip
Ocho puntos sobre diez para esta excelente película.

El gato desaparece (Carlos Sorín, 2011) 🌟🌟

Carlos Sorín se destaca dentro del cine argentino por la originalidad de sus guiones. Con simplicidad y economía de recursos consigue llevar a cabo excelentes espectáculos fílmicos.
En "El gato desaparece" elige una historia psicológica, de suspenso y misterio, que va a desarrollar a la perfección.
El argumento se presenta más o menos de esta manera.
Beatriz, (Beatriz Spelzini), es la mujer del profesor Luis Romero (Luis Luque) y está algo insegura y temerosa cuando lo va a buscar a la clínica neuropsiquiátrica donde ha estado internado el último tiempo luego de padecer un brote psicótico durante el cual casi mata a su alumno y ferviente admirador Fourcade (Javier Niklison).
Los doctores afirman que su enfermedad está bajo control con la medicación que le están suministrando y que por lo tanto puede volver a su casa y a sus tareas habituales.
Pero Beatriz empieza a padecer insomnio desde la primer noche que Luis pasa de regreso en su casa.
Sueños angustiantes la acosan y para colmo, el gato Donatello, luego de atacar a su dueño, desaparece de la casa.
El argumento que comienza en forma simplista y sin casi nubes en el paisaje, se va complicando y ensombreciendo.
Excelentemente bien llevado está el grado de evolución del suspenso en las relaciones entre Beatriz y Luis. El parece estar a gusto en su casa y sin la carga de stress que su dedicación a la cátedra universitaria le exige. Beatriz en la medida que transcurren las horas va incrementando su ansiedad.
Es una película divertida y amena, sin baches de interés y donde todo gira alrededor de la enfermedad de Luis y de la tensión nerviosa de Beatriz y, por supuesto, de la desaparición del gato.
El gato no vuelve a la casa y tampoco es visto por los vecinos ni por la gente del barrio.
El espectador tiene ante sí un espectáculo que lo va a satisfacer desde el principio al fin. La fotografía es excelente y la ambientación es de muy buen gusto.
Es de destacar la excelente música de Nicolás Sorín, hermano del director que habitualmente se encarga de los scores musicales de las películas de Carlos Sorín.
También hay que destacar las excelentes actuaciones tanto de Beatriz Spelzini como de Luis Luque.
Trailer
Excelentes las escenas de los sueños de Beatriz, muy bien hechas.
Siete puntos sobre diez para "El gato desaparece".


miércoles, 8 de julio de 2015

Días de campo (Raúl Ruiz, 2004) 🌟🌟🌟

Raúl Ruiz (también conocido como Raoul Ruiz), fue un director de cine chileno que allá a finales de los años 70 se fue a trabajar a Francia. Desarrolló una carrera llamativa e infrecuente con películas de neto ambiente surrealista. Filmó con grandes actores: Marcello Mastroianni, John Malkovich, Catherine Deneuve, Isabelle Huppert, Elsa Zylberberg, Jean-Marc Barr y muchos más.
Pero en el año 2004 vuelve a Chile y hace "Días de campo".
Detrás de tan bucólico nombre, se esconde una maravilla melancólica y surrealista, donde los muertos dialogan con los vivos y no se sabe bien a ciencia cierta quién está vivo y quién está muerto.
Comienza con la conversación entre dos ancianos, Federico (Mario Montilles, Federico a los 90) y el Dr. Chandía (Francisco Reyes), en la que Federico comenta, "estos jovenes de hoy nos consideran muertos Dr." y el Dr. contesta "es que estamos muertos don Federico".
De allí en más la película se va a mover en el terreno pantanoso de los sueños, los recuerdos, las memorias de los muertos y las memorias de los vivos.
Un personaje inolvidable es el de Paulita (Bélgica Castro), el ama de llaves de Federico (Marcial Edwards, Federico a los 60). Paulita le pide a don Federico que le lea la carta que ha recibido de su hijo que está en Antofagasta. En la carta el hijo invita a Paulita a que pronto lo visite y se radique definitivamente en su casa de Antofagasta.
Federico propone a Paulita que viajen juntos a Antofagasta para sorprender al hijo de Paulita. Ella dice que no, que está muy lejos, pero Federico insiste. Paulita cae en cama víctima de una enfermedad y el Dr. vaticina que no pasará de esa noche.
Hablando con Don Federico le dice que ha sido mejor que Paulita enfermara, porque el hijo ya no está en Antofagasta, ni nunca ha estado. Paulita le pedía que le escribiera sus cartas.
En un viaje que don Federico hace a una finca cercana para la compra de unos bueyes, conoce a don Daniel Rubio (Ignacio Agüero) quien le cuenta una historia alucinante sobre su vida y la de la señora Carmen (Mónica Echeverría) en casa de quien, aparentemente, se hospeda. Cuando don Federico regresa a su casa, Cárcamo, el sirviente que lo acompañó, le entrega una carta de don Daniel, donde le aguarda (a don Federico y por ende al espectador) la sorpresa de la película.
Pero no es la única sorpresa.
Los muertos se muestran en la casa augurando calamidades. Pero cuando don Federico está muerto, ya no hay a quien augurarle.
Y don Federico viejo o muerto, lee en el café su poesía:
Cuando seamos viejos.
Cuando seamos viejos, todo este amor enorme,
se irá por los caminos y brotará en los huertos.
Y será una ilusión, muy lejana y deforme,
que enturbiará la paz, de nuestros ojos muertos.
A la tarde, soñando con lo que ya no se ama,
mascaremos recuerdos de amor en el tabaco
y el amor temblará como una débil llama,
en nuestra carne vieja, en nuestros rostros magros.
Todo el pasado claro se asomará a tus ojos,
y dormirá en tus ojos una eterna agonía
ya no nos doleran, guijarros ni abrojos
y apenas sufriremos, de vivir todavía.
Solo nos quedará la voz,
y no la misma con que hoy serenamente,
nos besamos de lejos.
De esta ternura inmensa, que en nosotros se abisma,
¿cómo iremos a hablar, cuando seamos viejos?
Hermosa y tierna película de un hombre que cosechó el surrealismo con su cine a diestra y siniestra y que sin embargo no olvidó nunca a su tierra natal.
La cueca surrealista
Ocho puntos sobre diez para esta majestuosa película de Raúl Ruiz.