Hace muchos años, cuando se estrenó en los cines, ví por primera vez esta película. En esa oportunidad me dejó absolutamente asombrado. Quedé fascinado por la originalidad y la narrativa de Robert Altman. Pasaron los años y este acuariano de Houston (Texas) nunca dejó de asombrarme con cada nueva película que veía.
Después de 40 años la vuelvo a ver y nuevamente la ironía, la crítica feroz y el sano humor con que Altman se divierte hacen que mi alma se ilumine de alegría.
Desde el personaje del disertante que interpreta a las mil maravillas René Auberjonois:
"También podemos mencionar el daño mortal que el hombre está haciendo al medio ambiente de las aves comparado con las triviales molestias que éllas le causan al hombre. Quizá algún día sea necesario construir enormes recintos ambientales para proteger tanto al hombre como a las aves. Pero entonces sería dudoso si el hombre dejaría a las aves entrar..."
hasta el adolescente (Bud Cort) cuyo único objetivo en la vida es volar.
Esta retórica Altman la transforma en película y no precisamente en una película filosófica o ambientalista sino en una comedia ácida y crítica de la sociedad que lo rodea. No queda títere con cabeza.
La dama filántropa que canta el himno (pésimamente) en todos los partidos que se celebran en el Domo del pueblo acompañándose de su propia orquesta de negritos, hasta el cuerpo mayor de la policía municipal, inútiles y burócratas. Desde el prestamista que recolecta sus ganancias en los geriátricos, hasta los políticos interesados en figurar. Lo más asombroso es que no escape de esta acidez el personaje de la chica a quien Shelley Duvall, en su presentación en cine, le presta su natural gracia, la misma con la que personificó a Olivia en otra película de Altman, "Popeye".
Lo mejor de todo esto es que en ningún momento Altman abandona ese lenguaje socarrón y divertido. Por ejemplo compara a los caracteres con especies de aves. El guardián del domo es un casuario.
El que no la haya visto se ha perdido algo realmente importante. Pero todavía se está a tiempo. Aunque no creo que una película de 1970 aparezca sobre las alfombras callejeras, aún puede que se la consiga en algún videoclub artístico.
Sobre 10 puntos, "El volar es para los pájaros" se merece unos cuantos más, así que no vamos a decir cuántos. Que cada uno que la vea coloque su propia calificación.
¡Nunca olvidaré esta película que vi en los '70!
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