Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

sábado, 4 de octubre de 2014

Inch'Allah (Anais Barbeau-Lavalette, 2012)

La historia que narra esta película no transcurre durante la guerra de Israel contra Palestina, sino que sucede en el estado natural en que se vive en Jerusalén, estado de guerra de israelíes contra palestinos, a los que han reducido a vivir en campos de concentración con controles de entrada-salida controlados por el ejército israelí.
Una vez que esto es de difusión pública, podemos hablar sobre la película.
Basada en un guión de la misma directora, Anäis Barbeau-Lavalette, a medida que se va desarrollando llegamos a tener una explicación del cómo es que se producen los atentados terroristas, provocados por la misma represión en que viven los palestinos.
Para ir a visitar las ruinas del pueblo en el que nació una mujer palestina, deben conseguir un pase dado por el ejército israelí. No son dueños ni de sus propios orígenes.
Chloé (Evelyne Brochu) es una médica canadiense que se desempeña en un centro de atención de mujeres en la zona palestina. Para llegar a su trabajo todos los días debe pasar por los controles del ejército israelí. Entre las mujeres que atiende está Rand (Sabrina Ouazani), que está embarazada y cuyo marido ha sido detenido por el ejército israelí sospechoso de actividades terroristas.
Para sobrevivir económicamente Rand busca en el basural que se ha formado al lado del muro de separación de la zona palestina, lo que pueda recuperar para vender. Sus hermanos también juegan y buscan en la basura.
A medida que la película avanza, el espectador se va complicando en la mirada de Chloé, quien no puede entender el porqué de tanta violencia desatada contra los palestinos.
El argumento no es para nada ecuánime, porque muestra la realidad de los palestinos condenados a vivir en ínfimas condiciones de vida por los israelíes quienes además se erigen en ejecutores de la justicia y el apartheid.
Impecablemente filmada en escenarios naturales de Palestina y Jordania, no hay un momento de descanso para los personajes. Solo cuando Chloé va invitada por su amiga Ava (Sivan Levy) a una disco de Tel-Aviv es que se permite unos momentos de distracción.
La película deja un sabor amargo, pero más por la realidad que intenta describir que por el argumento en sí. No hay muchos momentos de violencia, pero los que hay están especialmente bien puestos.
Trailer
Por la seriedad con que ha sido filmada y la dedicación de la directora a una causa contra la injusticia en este mundo vayan ocho (8) puntos sobre diez para "Inch'Allah" (que Dios quiera).

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