Bienvenido a mi mundo

Bienvenido a mi mundo
gracias por la imagen a Germán Banchio

lunes, 30 de septiembre de 2013

12 (Nikita Mikhalkov, 2007)

Nikita Mikhalkov es uno de los grandes directores que el cine ruso ha dado a la cinematografía. Sus películas, cálidamente agradables, comedias y tragedias, fueron muy bien recibidas en el resto del mundo. Especialmente en EE.UU., donde su película más realista y dramática, "Sol ardiente", que refleja el fin de una época de sagas heroicas y el comienzo del terror en la dictadura estalinista, fue muy bien recibida.
Luego de esta tremenda tragedia de 1994, Mikhalkov filma una extraña película en 1998, "El barbero de Siberia", donde aborda la historia dramática de un romance trunco entre Jane (Julia Ormond) y un joven oficial (Oleg Menshikov) quien es exiliado a Siberia. Jane pasará los próximos diez años buscando a su amado.
Y luego, en 2007, casi diez años más tarde, aborda la realización de una remake del film clásico de Sidney Lumet, "Doce hombres en pugna" de 1957.
Si bien el esquema es el mismo, los doce integrantes de un jurado que deliberan sobre la culpabilidad o no del acusado, en este caso un joven chechenio, de haber asesinado a su padre adoptivo, un militar del ejército ruso, la historia está desde el vamos enquistada en la cultura rusa.
Un racista conductor de taxis, un cirujano, un vacilante ejecutivo productor de TV, un judío sobreviviente del holocausto, un artista-músico ambulante, un director de cementerio y, sobre todo, un físico que rechazado por el sistema ruso debió vender su invento a una empresa extranjera y que es quien inicia la discusión sobre el tema. Todos ellos representan una parte de los restos de una sociedad fragmentada en la Rusia post-comunista.
Si bien se conservan las líneas generales de la historia en cuanto a las pruebas reales o no del homicidio, los dramas personales de los integrantes del jurado son absolutamente únicos y llenos de humanidad.
Sobre todo, "12", es un film que habla a los seres humanos, enfrentando las contradicciones de una sociedad donde los odios son más importantes que la esperanza en un mundo mejor, que pareciera definitivamente perdido.
Es impecable el ritmo, las reconstrucciones de la historia de la guerra en Chechenia, la honesta creación de cada personaje donde no queda lugar para verdades declamadas sino que surge la condición humana como componente vital de cada ser.
El final, que no voy a contar, es terriblemente sensible y nos habla de la posibilidad de hacer algo, aunque más no sea individualmente, para mejorar nuestra sociedad que a primera vista pareciera no tener salida.
12
No creo que un honesto espectador pueda desprenderse de la realidad que Nikita Mikhalkov nos muestra. Pero no es una realidad asfixiante, sino que rescata por sobre todas las cosas, la absoluta imposibilidad de juzgar cuando las miradas están teñidas de resentimientos, racismos y prejuicios.
Vayan nueve puntos (9), para esta impecable remake de un film de antología.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Shampoo (Hal Ashby, 1975)

Hal Ashby ha sido un realizador icónico de la década de los 70. En pocos años, acumuló en su haber una serie de títulos que difundieron al mundo el fantasma de una sociedad estadounidense en vías de cambio y renovación ideológica. En títulos como "Regreso sin gloria", donde Jon Voight volvía de Vietnam en una silla de ruedas y establecía una relación con Jane Fonda, cuyo marido había sido destinado a la guerra, no quedaron palabras ni conclusiones por decir. En "Harold & Maude", donde un adolescente depresivo (Bud Cort), se enamoraba de una anciana con las ganas de vivir al tope (Ruth Gordon) o en la irónica "Desde el jardín" donde un a la fuerza inexpresivo Peter Sellers se volvía consejero político hablando de plantas.
Pero "Shampoo", quizás una película subestimada por no poseer una carga política tan fuerte como las otras, es donde muestra claramente y sin lugar a dudas, su posición respecto a la sociedad estadounidense consumida por la apariencia de un peinado.
Es justamente el peluquero, un personaje escrito justo a la medida para Warren Beatty, por el mismo Warren Beatty, quien es exigido y tironeado por las damas en cuestión para satisfacer sus deseos.
Pero todos estos amores lo dejan mal parado y abandonado en definitiva. Comedia sí, por el ritmo frenético que tiene la película, pero drama humano para los seres que transitan por la escena.
Es hermoso escuchar en la banda de sonido desde los Beach Boys hasta las canciones del álbum "Sgt. Pepper" de los Beatles.
Quien quiera tener una idea de cómo se vivía en los años 70, justo en el momento que asume Richard Nixon la presidencia de EE.UU., debe ver esta película.
Julie Christie, hermosa como nunca, llenando la pantalla desde que aparece hasta que se va y Goldie Hawn, con su imagen de niña inocente, cubren a la perfección sus partes en la película.
También es muy buena la actuación de Lee Grant, quien consigue extraer de su personaje toda la idiosincracia de la ama de casa californiana.
Es una comedia deliciosa para ver y disfrutar y al mismo tiempo para evocar lo que fueron otros tiempos en la cultura americana.
Son 7 puntos para "Shampoo".

lunes, 23 de septiembre de 2013

Hay días... y lunas... (Claude Lelouch, 1990)

Ya el título lo dice todo. Claude Lelouch, nuevamente en un proyecto de película coral, pone a sus personajes (muchos, al principio no se entiende nada) a sufrir porque ese día, el día donde transcurre la película, es de luna llena.
Como lo explica uno de los personajes (Paul Preboist) un entendido en el tema, "La luna es el astro de los enamorados, pero también es el astro de los asesinos" y, cuando es un día de luna llena, "hay que encerrarse, no debemos salir, ni beber agua ni consumir estimulantes, porque pueden pasar cosas terribles, atroces".
En base a esta definición inicial, el escorpiano Claude Lelouch pone a sus muñecos en movimiento, en casamientos frustrados, en camiones abandonados, en despedidas sin fin, en ventas no concretadas y hasta en el ómnibus de una troupe que anda recorriendo las autopistas (desde ya todas bloqueadas, porque es día de luna llena) para llegar a París.
Como en todas sus películas, los personajes se mueven a veces a contramano los unos de los otros, pero inevitablemente confluyen, se encuentran y se abandonan, como autómatas desesperados, en el correr de la película. Y todo esto en un sólo día. No hay raccontos, no hay futuros que sirvan de vía de escape, sólo está el presente continuo que se va cargando de tensión y hasta el mismo espectador percibe la violencia que se está gestando. Lo que no sabe es por dónde va a explotar.
No voy a contar por dónde explota, pero sí quiero decir, que es una de las escenas más bellas filmadas jamás por Claude Lelouch. Durante 1 hora y 50 minutos nos ha ido cargando con historias de malas contestaciones, malos modales y arrebatos desesperados que causa la luna llena en estos pobres seres humanos exasperados hasta la locura y en esos últimos 5 o 10 minutos, cuando todo ya parece escapársele de las manos, frena y baja la velocidad hasta casi cero, para que los espectadores puedan recomponerse en sus asientos.
Lo único que eché de menos es la música de Michel Legrand, que desde siempre ha acompañado todas sus películas. En este caso el responsable de la música es Erik Berchot. No está mal, pero no tiene el encanto que las melodías de Michel Legrand han infundido desde siempre a todos los films de Claude Lelouch.
El movimiento de imagenes en el film es vertiginoso. Siempre me he preguntado quién estaría a cargo del montaje y de la continuidad en estas películas corales, tan complejas en sí, por las múltiples locaciones y los múltiples sucesos que van cayendo sobre la película, uno tras otro. Sophie Bhaud y Helene de Luze, estuvieron a cargo de la edición.
Y, como todas las películas de Claude Lelouch, el espectador termina hasta contento del final, es algo que es afin a las películas de tipo coral, lo mismo sucede en las películas de Robert Altman, por no hablar de los esplendorosos finales de Federico Fellini.
Vayan ocho puntos para esta película, muy bien ganados y que, aunque ya tiene unos cuantos años, no está fuera de moda, todo lo contrario, es tan vigente hoy, como lo será dentro de otros 30 años.

sábado, 21 de septiembre de 2013

La estación del rinoceronte (Gergedan Mevsimi) (Bahman Ghobadi, 2012)

Para su primer película filmada en el exilio, el director kurdo-iraní Bahman Ghobadi elige un melodrama político-existencial acerca de un supuesto poeta kurdo-iraní, cuyo pseudónimo es Sadegh Kamangar.
No he podido encontrar ninguna otra referencia a este poeta que no tenga que ver con la película, de modo tal que creo que es también un argumento ficcional de Bahman Ghobadi para hablar de su propio exilio.
Hasta ahora solo había visto de este director la película "Nadie sabe nada sobre gatos persas", en la que, filmando en Irán, hablaba de la falta de libertad y la represión que el regimen ejercía sobre un grupo de rock de música totalmente occidental. Si bien el argumento parecía un poco tirado de los pelos, el desarrollo del film permitía sospechar una mente inquisitiva e imaginativa que podía ir más allá de los lugares comunes en cine.
En "La estación del rinoceronte", sucede exactamente lo contrario. A pesar de haber sido filmada en Turquía y con el respaldo de nada menos que Martin Scorsese, Bahman Ghobadi no habla claro sobre los problemas políticos que subyacen en el fondo de la historia. El poeta en cuestión, cuyo nombre verdadero no es explicitado, ha editado libros durante la época pro-yanqui liberal del Sha que luego de la revolución islámica del Ayatollah, son considerados enemigos de la revolución y por esta razón tanto el poeta como su mujer son condenados a prisión.
Hay toda una historia alrededor digna de una tira de televisión por lo cual todo habría sido consecuencia del amor desenfrenado que un sujeto siente por su mujer y que forma parte del nuevo gobierno y que hace todo esto para conseguir quedarse con la mujer, objetivo que élla rechaza claramente, aunque no queda muy en claro quién habrá sido el que la embarazó, si su marido o el malvado enamorado.
Treinta años más tarde, el poeta es puesto en libertad y consigue salir del país para ir a Turquía (ese fue el camino real del director en 2009) a reencontrarse con su mujer. Allí tiene lugar la segunda parte de la tira televisiva que incluye incestos y venganzas.
¿Cuál es la diferencia con una tira de televisión para que esta película sea considerada una obra de arte?, fundamentalmente el lenguaje fílmico que es de primera calidad. Las imagenes profundamente surrealistas son apasionantes y difícilmente podrán ser olvidadas.
Segundo, Monica Bellucci. La sugestión que la bella actriz italiana imprime al personaje de Mina, la esposa del poeta, es tal, que desborda la película por todos lados y se constituye en el principal polo de atención.
Behrouz Voussoughi, un actor iraní, emigrado a USA junto con el sha, encarna al poeta, en una actuación que solo le exige mirar al vacío. No hay mucho más que transmita en su personaje.
Admirable como el malo de la novela, aparece Yilmaz Erdogan, magnífico actor turco a quien vimos en la maravillosa película "Erase una vez en Anatolia".
Bahman Ghobadi apela a mostrar animales como símbolos que son absolutamente inútiles sino fuera por la belleza de la escena en sí. El rinoceronte atropellado, un caballo metiendo la cabeza por la ventanilla del auto, una lluvia de pequeñas tortugas y escenas filmadas bajo el agua.
No hay mucho más para decir salvo poner en relieve la magnífica factura del film, desde un punto de vista artístico.
Vayan seis puntos sobre diez como calificación.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Kafka (Steven Soderbergh, 1991)

Steven Soderbergh es un director de cine muy particular e inestable. Su especialidad es abordar proyectos fuera de lo común y a veces con bastante éxito de taquilla.
Su primer película, "Sexo, mentiras y video" fue un rara avis dentro del espectro anodino del cine estadounidense. Con un tema fuera de lo común y un extraordinario reparto de gente desconocida en ese momento logró que su nombre fuera conocido y que se pudiera esperar de él grandes cosas.
Pero durante unos cuantos años no supimos más de él, hasta que nuevamente saltó a la fama con Julia Roberts y su interpretación de "Erin Brockovich" y con "Traffic" sobre el narcotráfico, película por la que Hollywood le otorgó nada menos que 4 premios Oscar.
Después, sin dejar de lado la calidad, se perdió en los vericuetos comerciales de los "Ocean's eleven" y hasta intentó una desgraciada remake del "Solaris" de Tarkovski. Fue demasiado audaz de su parte, aunque tuviera a George Clooney y a Natasha McElhone en el elenco solo logró transformar a la mejor obra de ciencia ficción de la historia del cine en una historia de amor que además era aburrida.
Sin embargo, en el medio hubo un episodio de la película "Eros", donde compartió cartel nada menos que con Michelangelo Antonioni y Kaw Wai Wong y su episodio se mantiene por mérito propio en medio de los otros dos.
Ultimamente ha caído muy bajo, al explotar películas de temas porno-soft como"Magic Mike" y "Behind the Candelabra".
Sin embargo, solo dos años después de lanzar "Sexo, mentiras y video" (en 1991), Steven Soderbergh se lanzó a filmar "Kafka".
Esta película fue totalmente desconocida para mí hasta ahora, 22 años más tarde. Y es lo mejor de todo lo que he visto de su producción. Utilizando como personaje a la figura de Franz Kafka, los argumentos de sus novelas y una ciudad de Praga que se presta a las mil maravillas para una película de misterio, Steven Soderbergh filma una extraordinaria película mezcla de "Brasil" con los grandes maestros del hiper realismo alemán. El imaginativo libro es de Lem Dobbs que no tiene ningún otro acierto en su haber.
Con unas escenografías que Hollywood jamás podría llegar a concebir, filmando en blanco y negro, salvo en situaciones especiales que se justifican por el argumento y con la figura de Jeremy Irons (nunca nadie podría haber personificado a Kafka del modo en que él lo hace), logra recrear un ambiente de misterio, persecución, asesinatos sangrientos y sadismo, todo en su justa medida, que mantiene al espectador en vilo por conocer el desenlace. No voy a contar el final pero sí debo decir que es un final bastante abierto.
Hay algunos vaticinios de los horrores del regimen nazi que se desprenden de la película sin que uno deba hacer grandes esfuerzos. Oh casualidad, el Doktor se llama Murnau (excelente Ian Holm). También están en un reparto multiestelar el celebrado Alec Guiness, Jeroen Krabbe, Armin Mueller-Stahl y el simpático Joel Grey haciéndose cargo de un muy ingrato personaje. La heroína es Theresa Russell, excelente en su personificación de una guerrillera checa.
Salvo una escena donde la escenografía es demasiado parecida a "Brasil" de Terry Gillian, el resto de la película merece todos los honores. La fotografía es muy, muy buena. Consigue sumir al espectador en el misterio de las noches de una ciudad centro-europea. No hay abuso de los maravillosas paisajes de Praga, salvo al inevitable Puente Carlos y la alusión al Castillo, no tiene nada que ver con la Hradcany de Praga.
En resumen, una película que sorprende gratamente, justamente porque uno no espera tanto buen cine, aunque se cuente con la presencia de Jeremy Irons.
Nueve puntos son mi calificación para esta inesperada "Kafka" de Steven Soderbergh.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Juegos de seducción (Scorchers) (David Beaird, 1991)

Esta película está ambientada en la Louisiana, uno de los estados más atípicos de la confederación de Estados Unidos de América. Colonizada por los franceses, nunca ha perdido ese sabor europeo de sus costumbres, como el discurrir lento de los ríos y arroyos de la zona del delta del río Mississipi. Allí se habla inglés, pero se exclama "mon Dieu".
A esos ríos, se los denomina bayou y allí comienza la historia de los "juegos de seducción".
A lo largo de una tarde y una noche, el director, quien es también el autor del libro, va a hacer que nos asomemos a las vidas de algunos personajes de esta pequeña población y del discurrir de sus almas por los rincones de las emociones y pasiones humanas.
Son historias tiernas y dulces, no hay mal que se deslice por sus vidas, en todo caso, pasiones, pero todo es lento y pausado como el Adagietto de la 5ta. Sinfonía de Mahler, de quien, el personaje encarnado por James Earl Jones, dice, que no se puede bailar porque no tiene cadencia, no tiene ritmo.
Sencilla y bellísima como la relación entre padre e hija recién casada de Leland Crooke (excepcional actuación) y Emily Lloyd, cuyo personaje es tan delicioso como la torta de casamiento.
La escena de la fuga de Splendid (Emily Lloyd) de su recién estrenado marido Dolan (James Wilder) por dentro de la casa, es pura y simplemente de antología.
Y también tenemos a la esposa abandonada, Talbot, encarnada por una excelente Jennifer Tilly, quien no puede comprender la razón por la que su marido elige tener sexo con una prostituta en lugar de con su mujer.
En el bar de Bear (James Earl Jones), donde el personaje de Denholm Elliott, hace sonar una y otra vez en la moviola el Adagietto, se juegan muchas de las escenas más íntimas de la película. Con meditaciones acerca de la vida tan estremecedoras como la vida misma.
Y así llegamos a Faye Dunaway quien es, nada más ni nada menos, que la prostituta del pueblo. Como siempre, Faye Dunaway extrae con sus sonrisas ambiguas y sus movimientos acertados, lo mejor de su personaje.
No queda personaje abandonado, todos son queridos por el director y todos de una manera u otra van a descubrir lo hermoso y difícil que es vivir.
Como dice el personaje de Leland Crooke (Jumper), "eso que sientes en el corazón, esa es la verdad".
Una hermosa y dulce comedia un poco pantanosa como el ambiente físico del bayou.
Recomiendo verla para disfrutar de una hermosa película. Aquí tienen un adelanto.
Trailer de "Juegos de seducción"
Ocho puntos para "Juegos de seducción".

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Los pájaros de Baden-Baden (Mario Camus, 1975)

Respeto a Mario Camus como realizador por los trabajos que ha aportado al cine universal.
Desde la magistral "Los Santos Inocentes" con la cual obtuviera el primer premio en el festival de Cannes (un recuerdo para Francisco Rabal), hasta "La colmena", la genial trasposición al cine de la novela de Camilo José Cela sobre los duros años del franquismo en Madrid en la que José Sacristán, Ana Belén, Charo López, Victoria Abril, José Luis López Vázquez y tantos más quedan grabados para siempre en la historia del cine español.
Llevó a la televisión la inmortal novela de Benito Pérez Galdós, "Fortunata y Jacinta". Quienes la hayan visto no podrán borrar de su memoria algunas de las imágenes. Y hasta se atrevió con Arturo Barea y su "Forja de un rebelde".
"Los pájaros de Baden-Baden" es anterior a todas estas obras fundamentales. Cuando recién comienza uno piensa que la adaptación de la novela corta de Ignacio Aldecoa apunta a una comedia de enredos de verano. Inclusive la música intenta convencer al espectador que sólo de eso se trata.
Sin embargo a medida que la película va avanzando uno empieza a creer que estamos viendo un melodrama agradable sobre un romance de verano.
Pero hete aquí, que lo que la trama va desovillando nos va tirando hacia otro tipo de situaciones.
Para hacer esta película, Mario Camus se apoya en la presencia carismática de Catherine Spaak y Frederic de Pasquale. La modelo belga y el actor francés se apoderan de tal modo de la imagen que es imposible ver algo más.
Además, como de costumbre, la banda de sonido de Antón García Abril, fiel compañero en todas sus obras posteriores, nos va comprometiendo los sentidos.
Es muy importante también la actuación del chico, José Luis Alonso, que con su rostro aporta mucha más información sobre el drama que lo que los diálogos dejan percibir.
No voy a contar el final porque sería un traidor a la causa cinematográfica, pero creo que sólo al final, el espectador va a alcanzar a comprender la grandeza espiritual de "Los pájaros de Baden-Baden".
Sin ser una de sus películas mayores, es un film muy agradable de ver y de fácil lectura.
Siete puntos sobre diez para "Los pájaros de Baden-Baden".

martes, 10 de septiembre de 2013

Agnes de Dios (Norman Jewison, 1985)

Norman Jewison es un prolífico director nacido en Canadá pero que ha desarrollado su carrera en Holywood. Los títulos que ha filmado son casi todos bien conocidos, pero me gustaría citar sólo algunos de éllos porque a mi criterio son los más representativos de su trabajo. "Hechizo de luna" con una mágica Cher y las versiones fílmicas de "El violinista en el tejado" y de "Jesucristo Súperstar".
"Agnes de Dios" está también basada en una pieza teatral de John Pielmeier y adaptada por él mismo autor al guión cinematográfico. Si no fuera por algunos diálogos magníficos nos podríamos olvidar completamente que hubo una obra de teatro detrás del argumento, porque la ambientación y puesta en escena es muy buena.
El argumento parte de lo sucedido en un convento de monjas católicas de clausura en el Quebec, cuando una novicia asesina al bebé que ha dado a luz. Este es el punto de partida para "Agnes de Dios" y alrededor de este sangriento y escalofriante comienzo se va a mover el drama de tres personajes que conforman una especie de triángulo, no siempre en busca de la verdad, que es lo que el director sugiere que el espectador debe obtener como conclusión.
Estos tres personajes son la novicia Agnes, encarnada por una jovencísima y dulce Meg Tilly, la Madre Miriam Ruth, con una espectacular (como siempre) Anne Bancroft y la Dra. Martha Livingston, psiquiatra a quien se le encarga estudiar el caso para presentar sus conclusiones profesionales al juez, nada más y nada menos que Jane Fonda en su mejor época como actriz.
Durante toda la película vamos a tener ocasión de admirar las actuaciones de las tres actrices, ya que el texto les brinda todos los matices posibles para demostrar sus dotes histriónicas.
Asímismo el espectador a quien le interese llegar a develar el mensaje oculto en la película, va a seguir con atención la investigación de la Doctora en búsqueda de la verdad perdida en el alma de la novicia entre los fantasmas de la fé, el miedo y las ilusiones de la mente.
El mensaje de Dios y su comunicación con los humanos, es un tema que se entremezcla continuamente en los diálogos. Un poco molestamente para la razón obtiene finalmente su lugar en la película, aunque siga siendo ambiguo y misterioso.
Excelentemente bien filmada, sin un minuto que sobre, esta película cubre todas las espectativas, hasta las de aquellos que prefieren un final abierto.
Ocho puntos sobre diez es mi calificación para "Agnes de Dios".

lunes, 9 de septiembre de 2013

Mi tío (Jacques Tati, 1958)

La primera vez que ví "Mi tío" fue cuando se estrenó en Buenos Aires. En uno de los tantos hermosos cines que tenía la ciudad y que han desaparecido. Fue mi primer encuentro con Monsieur Hulot y lo recuerdo con un enorme cariño porque me dejó alegría y diversión.
Pasando los años, cada tanto vuelvo a ver "Mi tío" y, cada nuevo encuentro, percibo algo distinto en esta película magistral que ya tiene más de cincuenta años.
Jacques Tati fue un crítico ácido de la modernidad y de todo lo que llevaba aparejado. Electrotecnia, plástico y aluminio, solo técnicas y materiales fríos que envuelven el corazón de las personas y lo dejan helado e incapaz de reaccionar en presencia de la vida. Para demostrarlo crea esta joyita engarzada en detalles humildes, modestos y terriblemente divertidos.
Los perros vagabundos, husmeando en la basura, para terror de los desinfectados burgueses que hoy bañan sus manos con alcohol en gel.
El pasaje de la casa del futuro, donde todo es electrónico al barrio, al quartier donde aún los vecinos se reúnen en el bar a tomar un trago, con pantuflas y a nadie le importa.
La inocente y mediocre vecina, cortando el pasto de su pequeño fondo sobre un tractorcito que apenas si tiene lugar para girar sobre sí mismo, orgullosa de sus símbolos de status, como el tapete con que se adorna.
El nuevo auto, verde y rosa, al que un pintor de frentes sugiere dibujar una línea roja para que sea más colorido.
Y del otro lado, con implacable inocencia, el barrio donde Mr. Hulot vive, con sus perros vagabundos, con los vendedores callejeros de frutas y verduras. Todavía la escena donde el perro le muestra los dientes a la cabeza del pescado me hace llorar de la risa.
El terreno baldío, donde en un carrito un vendedor callejero hace tortas fritas que vende a los chicos por una moneda y la cubre con dulce y azúcar y después se limpia las manos en el delantal para nuevo espanto de los desinfectados burgueses.
La musiquita que queda sonando durante cincuenta años en nuestra memoria.
La vecinita de Mr. Hulot  y su transformación de niña con caramelos a mujer con tacos altos.
El edificio donde vive y su ascenso a los cielos, SÍ, a los cielos, para reflejar el sol en la jaula de un canario que canta agradecido por ese rayo de luz.
Hay tanta belleza, alegría y simpleza toda junta, que es imposible llegar a entender cómo hemos pasado nuestra vida para encontrarnos que tenemos tantas flores en nuestras manos, flores inmerecidas, pero que siempre estuvieron allí.
Sería muy irrespetuoso de mi parte poner una calificación a esta película, pero puedo acariciarla con todo mi corazón.
Mi Tío

sábado, 7 de septiembre de 2013

Cuando huye el día-Fresas salvajes (Ingmar Bergman, 1957)

La filmografía de Ingmar Bergman es tan extensa, que siempre quedan películas para descubrir. "Fresas salvajes" o, como se la presentó en Argentina, "Cuando huye el día", es una de éllas.
El Dr. Isak Borg (Victor Sjostrom) va a recibir un doctorado honoris causa en la ciudad de Lund. Decide hacer el trayecto desde Estocolmo en su auto y es acompañado por su nuera Marianne (Ingrid Thulin).
Este viaje se vuelve de algún modo, por la magia de Bergman, un bucear en los océanos de su memoria para  cruzarse con diferentes personajes de su vida. Algunos en la realidad, como la visita que hace a su madre y otros a través de sus sueños y ensueños que lo trasladan a su adolescencia y al prado de fresas salvajes.
Es una de las películas más dulces que haya visto de Ingmar Bergman. A pesar que sus eternos conflictos están expuestos de una u otra manera (dos adolescentes que se suman al viaje discuten sobre la existencia de Dios, solo Bergman es capaz de imaginar algo así), hay una dulzura implícita en el tratamiento que hace de este anciano profesor que ha encallecido su alma y carece de emociones y sentimientos.
Como Bergman es la puerta al agujero negro de las emociones y los sentimientos, el pobre profesor no tiene otro remedio que aprender a lidiar con sus recuerdos, tristezas y alegrías.
Súbitamente, uno recuerda un argumento similar. Es un escritor que decide ir con su auto a recibir un doctorado honoris causa en la universidad donde ha estudiado. Sí, acertaron, es de Woody Allen.
Pero volvamos a Bergman. Tiene que haber querido mucho a esta película para ser tan delicado con el viejo profesor. Si bien algunos personajes quedan por el camino afilando cuchillos y masacrándose, lo más importante es que espiritualmente, el viaje del profesor arriba felizmente al cariño y al amor que parecían totalmente perdidos.
En fin, que se trata de una película muy cálida, imaginativa y mucho más movediza de lo que habitualmente son los dramas existenciales que Bergman suele plantear.
No hay mucho para pensar, pero sí hay mucho para disfrutar y sentir de un modo totalmente abierto y sin resquemores, porque por una vez, el lenguaje de Bergman no lastima.
Diez puntos para "Cuando huye el día-Fresas salvajes" apta para toda persona sensitiva que guste del cine.

Memoria de mis putas tristes (Henning Carlsen, 2011)

Es una tarea bastante complicada trasladar al cine una obra de Gabriel García Márquez. Probablemente esto se deba a que su estilo literario es tan descriptivo de emociones y sensaciones que deja una impronta en la memoria que es muy difícil de llenar y/o reemplazar por una imagen cinematográfica.
Hay algunos casos que han sido de antología como "El coronel no tiene quien le escriba" en la versión de Arturo Ripstein. Este caso no es de antología, pero hay que reconocer que se acerca bastante a la verdad literaria.
Evidentemente los personajes de García Márquez son más universales de lo que creemos los latinoamericanos, sino no se puede entender cómo un director danés, puede acercarse a su magia con tanta delicadeza y sagacidad.
Tampoco es comprensible como el personaje de Rosa Cabarcas, la regenta del prostíbulo del pueblo, pueda ser encarnado por Geraldine Chaplin. No hay personalidad más lejana a lo que uno imagina de Rosa Cabarcas que la de Geraldine Chaplin. Sin embargo, de algún modo, por alguno de esos misterios de la raza humana, resulta absolutamente creíble. Y no es una Rosa Cabarcas made in Holywood. Es una Rosa Cabarcas medio extraña, nada que ver con la madama caribeña rellenita y pesada, porque Geraldine es flaca y afilada como un cuchillo. Sin embargo por los ojos de Geraldine Chaplin se filtra la esencia de García Márquez y es casi más convincente élla que Emilio Echevarría, quien, de todos modos y por donde se lo mire, hace una caracterización hermosa y perfecta.
También es muy interesante que el personaje de la puta Casilda Armenia, sea encarnado por Angela Molina, en la edad adulta y por su hija, Ofelia Molina, cuando joven.
También el personaje de la Niña, encarnado por Alejandra Barros es absolutamente creíble y contribuye a recrear esta historia mitad ensueño y mitad fábula, con todo el realismo mágico de García Márquez haciendo gala de presencia.
En fin que la película da en el clavo en un 80% y eso es mucho decir cuando de García Márquez se trata.
Es entretenida, las imagenes vagan entre vahos de siesta debido a un uso de la fotografía excelente y todo el resto es lo adecuado. Probablemente quien ame las películas de acción la encuentre lenta, pero es que no es para nada una película de acción.
Tampoco es una película romántica, aunque la palabra clave en toda la película es el amor que este hombre "El Sabio", jamás ha experimentado.
Vayan 8 puntos muy bien ganados por un director danés recreando a García Márquez.

lunes, 2 de septiembre de 2013

También la lluvia (Icíar Bollain, 2010)

Sebastián (Gael García Bernal) ha escrito un guión sobre el trato al que Colón redujo a los aborígenes americanos al someterlos a la esclavitud más absoluta y de como el padre Fray Bartolomé de las Casas intercediera luego por éllos. Lleva cuatro años peregrinando en búsqueda de capitales para filmarlo y finalmente consigue los inversores, pero como deben restringir al máximo los costos se decide filmar la película en Bolivia, más exactamente en Cochabamba.
Costa, el director de producción (Luis Tosar) es el encargado de desbaratar los ensueños románticos de Sebastián e insiste en desprenderse de algunos extras locales que para su entender pueden ser fuente de problemas gremiales.
La directora, Icíar Bollain, muy inteligentemente nos envuelve en la telaraña de los obstáculos de locaciones, casting y otros fantasmas de la producción del film mientras sutilmente se va colando el que probablemente sea el verdadero eje dramático de la película.
"En septiembre de 1993, impulsada por el Banco Mundial, con el pretexto de que la privatización soluciona la mala administración, la multinacional Bechtel firmó un contrato en Bolivia con Hugo Banzer, presidente electo y antiguo dictador de Bolivia, para privatizar el servicio de suministro de agua a Cochabamba. El contrato fue oficialmente adjudicado a una empresa denominada Aguas del Tunari, un consorcio empresarial formado por Bechtel (que participaba con el 27,5 por ciento), la empresa norteamericana Edison, las empresas bolivianas A. Petricevich y S. Doria Medina, así como el consorcio español Abengoa S.A. (que participaba con el 25 por ciento). Poco después, surgieron quejas sobre el aumento de las tarifas del agua (servicio del que se carecía hacía varios años en la ciudad); las mismas se habían elevado en más de un 50 por ciento. Todas estas acciones culminaron en las protestas de la guerra del agua del año 2000. "
La gente que se presenta al casting de la película, es en su gran mayoría aborigen y también gente humilde que está sufriendo el problema del agua. La policía le clausura los pozos comunitarios de agua, los que han cavado con sus propias manos y hasta queda prohibido por ley recolectar agua de lluvia, de allí el título de la película, "También la lluvia". 
Sin que la cámara ponga el acento en el conflicto social y continúe enfocada solamente en la película que se está filmando (el productor le prohibe a la documentarista del film rodar escenas de la represión), la película real se ve invadida por lo concreto de las manifestaciones y de la violencia de la policía y del ejército bolivianos. Esto se vuelve tan asfixiante que hasta tienen que pagar coimas a la policía para rescatar a sus actores indígenas.
La resistencia de los aborigenes a las prácticas esclavistas de Colón se confunde con la resistencia a la policía boliviana. El punto cúlmine es cuando voltean una camioneta policial.
Pocas veces he visto un uso más acertado del esquema "película dentro de la película", para mover la atención del espectador. Sin necesidad de esgrimir palabras panfletarias hace que el espectador se ponga del lado de los humildes, ya que son las mismas personas a las que ha visto azotadas y acorraladas por los soldados de Colón.
El personaje que hace Raúl Arévalo, el sacerdote Montesinos que es quien despierta a Las Casas para la defensa de los aborigenes, repite dos o tres veces su parlamento a los españoles, "como representante de Dios, debo deciros que todos ustedes estáis en pecado mortal".
Todos los actores están perfectos en la personificación de sus caracteres, pero es el personaje de Luis Tosar el más complejo ya que carga con la ambigüedad de defender sus costos y tener también que defender a sus actores de la policía con absoluta convicción.
También es necesario mencionar a Juan Carlos Aduviri en su primera presentación en la pantalla. Al ser descendiente de pueblos autóctonos, su físico lo dota de lo necesario para dar credibilidad a su personaje, no obstante lo cual además consigue hacerlo con una verosimilitud impresionante. Habilidad de él mismo o en colaboración con la directora.
La música es del conocido Alberto Iglesias y está perfectamente integrada con la imagen. Sin que uno la escuche es necesario que esté presente para completar lo que se está viendo en pantalla.
No es fácil montar una película donde toda una ciudad queda a expensas de una revolución y la directora lo hace a la perfección. 
También hay que pensar sobre quién escribió el guión de "También la lluvia". Es muy interesante descubrir que se trata de nada más y nada menos que Paul Laverty, el escocés-irlandés nacido en la India autor de la mayoría de los guiones para las películas de Ken Loach.
Me parece estupendo que en esta coproducción entre España, México y Francia se haya elegido una directora española para llevarla a cabo. La simetría entre la opresión de los colonizadores españoles y la de los bolivianos descendientes de españoles para con los aborigenes no es pura casualidad, es una realidad que se sigue manteniendo en todo el continente americano.
Vayan 9 puntos muy merecidos para "También la lluvia".