Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

martes, 30 de septiembre de 2014

Un muro de silencio (Lita Stantic, 1993)

Lita Stantic es conocida principalmente por haber sido la productora de la mayor parte de la obra de la directora argentina María Luisa Bemberg. Recordemos "Miss Mary" donde la protagonista era Julie Christie y "De eso no se habla" en la que se contó con la participación de Marcello Mastroianni en uno de los papeles principales.
Para "Un muro de silencio" contrata a nada menos que Vanessa Redgrave. Su personaje es el de la directora Kate Benson quien viene a la Argentina para filmar una película sobre la dictadura militar y los desaparecidos. La película está basada en un guión escrito por Bruno (magnífica participación de Lautaro Murúa) quien se ha basado para escribir la historia en la vida de una amiga de juventud, Ana el personaje, Silvia la amiga real interpretada con gran solvencia por la mexicana Ofelia Medina.
Ya vemos las capas de la trama.
Hay una película, ambientada en una Buenos Aires triste y gris, con actores que interpretan a la pareja que sufre el secuestro y desaparición, Jaime (Julio Chávez) y Ana (Soledad Villamil). La película registra secuencias de su historia para que el espectador comprenda lo que sucedió realmente.
Pero también está la vida de Silvia, la Ana contemporánea a la película, quien por una amiga (Rita Cortese) se entera que Bruno ha escrito un guión basado en su vida y que se está filmando.
Esto trastorna la vida apacible que Silvia está llevando. Recientemente casada con Ernesto (Lorenzo Quinteros), quien no quiere que nada la devuelva a ese pasado tan doloroso, es socióloga y ejerce la enseñanza en la facultad.
Mientras tanto la directora, Kate Benson, necesita saber más sobre la historia argentina para poder entenderla realmente. Con esa excusa desfilan por la película escenas del cordobazo y de la asunción a la presidencia de Héctor Cámpora, dos hechos que son los antecedentes necesarios para comprender el porqué del genocidio ejecutado por las fuerzas armadas.
La directora reflexiona (y la reflexión es de Lita Stantic), "si las víctimas no quieren revivir el pasado, para qué estoy filmando esta película". El propio pasado de Lita Stantic está en juego. Su marido fue desaparecido y élla quedó sóla con una hija, como el personaje de la ficción.
Es una película muy reflexiva. Llama a la reflexión a quienes vivimos esos tristes años.
La fotografía es muy importante. Induce a la interioridad. Los pasajes externos de alguna manera también reflejan la desprotección y la necesidad de abrigo y amparo en que vivíamos los argentinos.
Esta película fue filmada en el año 1993, la época más difícil para decir la verdad, ya que el neo-liberalismo económico (y mental) estaba en el poder e inducía a que continuara "el muro de silencio". Las leyes de Punto Final y Obediencia debida habían vuelto inútil el procesamiento de los responsables.
Como dice el personaje de la directora, campos de concentración ha habido en Europa también. El ser humano tiene una veta de maldad que es fruto de su miedo al otro. Hoy todavía hay europeos que enviarían a campos de concentración a los gitanos, ya no se animan con los judíos porque no queda bien. Y seguramente muchos japoneses desearían continuar enterrando vivos a los chinos.
Así también muchos argentinos continúan sosteniendo la doctrina del "algo habrán hecho" para justificar las atrocidades cometidas.
En un diálogo entre Silvia con su hija (Marina Fondeville), la hija le pregunta, "pero la gente no sabía lo que estaba pasando..." y Silvia contesta duramente, "Todos sabían".
Recomiendo leer la siguiente crónica:
Crónica cinematográfica
Trailer del estreno televisivo.
Trailer de INCAA TV Argentina
Es difícil para mí calificar esta película. Es mucho lo que me ha llevado a pensar y a sentir y como este blog está dedicado exclusivamente a las películas que me despiertan sentimientos y emociones, vayan nomás los 10 puntos honoríficos para "Un muro de silencio".

viernes, 26 de septiembre de 2014

La bestia en el corazón (Cristina Comencini, 2005)

Sabina (Giovanna Mezzogiorno) tiene pesadillas. Se despierta angustiada y sin saber dónde está ni a dónde ir. Su pareja, Franco, (Alessio Boni), no comprende las modificaciones de su humor.
La película comienza en las oficinas del cementerio, donde Sabina está gestionando la inhumación de sus padres. Todo hace pensar que los sueños que la perturban tienen relación con estos trámites tan molestos.
Sabina trabaja haciendo doblajes para películas y Franco, que es actor, está luchando por no ceder a la tentación de tomar un personaje de una tira televisiva y dejar el teatro.
También vemos las visitas que Sabina hace a su amiga, Emilia. Emilia (Stefania Rocca) es no vidente y aguarda las visitas de su amiga de infancia porque le dan algo de aire en su oscuridad.
El espectador no puede imaginar a esta altura de la película, la oscuridad tenebrosa que yace en el fondo del corazón de Sabina,
Decide viajar a EE.UU. para hablar con su hermano Daniele. Daniele (Luigi Lo Cascio) es profesor universitario en EE.UU. y ha formado una familia en el seno del barrio universitario donde vive.
Sabina quiere preguntar a Daniele sobre su pasado, sobre su infancia, porque siente que el secreto de su sueño está allí, en el pasado, pero no se atreve.
Cuando finalmente la verdad salga a la superficie, la vida de Daniele y Sabina tendrán un vuelco.
Sobre una novela de la propia Cristina Comencini que élla misma transportó al guión cinematográfico, la historia de "La bestia en el corazón", es probablemente una historia más de secretos familiares, pero está tan bien plasmada en el film que logra que el espectador se comprometa con la protagonista.
Muy buena la fotografía y la ambientación. No hay escenas melodramáticas ni exageraciones psicoanalíticas. Excelente la actuación de Giovanna Mezzogiorno y en un personaje secundario, la de Angela Finocchiaro que interpreta a María, una amiga de Sabina a la que encarga visite a Emilia mientras viaja a EE.UU.
Trailer (en italiano)
Para aquellos que gusten de un film de misterio psicológico esta es la película recomendada.
No hay nada que esté de más y la evolución emotiva de la historia contagia al espectador más frío.
Siete puntos sobre diez es mi calificación.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Roma (Adolfo Aristarain, 2004)

El magnífico guión en el que se basa esta inolvidable película, fue hecho en cooperación entre Adolfo Aristarain y Miguel Camus.
La cooperación hispana-argentina va mucho más allá de la co-producción. Es una historia que comienza (o termina) en España, pero comienza en Argentina.
Joaquín (José Sacristán), un escritor de alrededor de 60 años, contrata a un ayudante, Manuel, (Juan Diego Botto) para pasar en limpio las páginas de la novela que está escribiendo.
La novela es una autobiografía, él dice que no, que está mucho más novelada de lo que fue su vida en realidad, pero entre las páginas de la novela van naciendo las escenas de la película.
Y quien primero aparece, tímidamente, casi como un personaje secundario, es la madre de Joaquín, Roma es el nombre de la madre, una excelente actuación de Susú Pecoraro. Pero es el padre de Joaco (Gustavo Garzón) quien se lleva toda la atención en el comienzo de sus memorias.
Pero el padre muere muy pronto, cuando Joaquín ni siquiera ha terminado la escuela primaria que cursa, como todo chico de clase media, en un colegio inglés, para aprender el idioma que le permitirá manejarse en la vida.
Ese es uno de los primeros guiños del guión de Aristarain, porque sabemos que Joaquín terminará sus días siendo un conocido escritor en lengua castellana.
Roma que es profesora de teoría, solfeo y piano, se arreglará como pueda para terminar de pagar el colegio privado al que va Joaco.
Allí se suspende la acción, porque el escritor no quiere escribir nada de su adolescencia, como terminantemente le dice a Manuel. Le cuenta que abandonó el colegio secundario en cuarto año y no consiguió un sólo trabajo decente. Daba clases de inglés y hacía traducciones, pero nada más.
La historia continúa buceando en los jugosos años 60 de la Argentina, cuando los jóvenes pensaban que podían cambiar el mundo, hasta que el mundo irrumpe violentamente en las universidades y colegios en forma de policías.
Y Roma, convencida de que su hijo va a destacar en algo, le compra un pasaje para que viaje a España y lo deja ir.
La historia prosigue. Pero en toda la película, el personaje de Joaco-Joaquín, Joaquín anciano, es un anti-héroe, que siempre vaciló y nunca llevó adelante gran cosa, salvo sus novelas. El cuenta a Manuel que ha tenido dos matrimonios fracasados y dos hijas a las que ni siquiera conoce.
La realización de esta película muestra a un director consumado, que sabe lo que quiere y cómo lo quiere mostrar. No hay ninguna escena que pueda sobrar, ni material de relleno. Pero por sobre todas las cosas, la película destila humanidad, de veras, sin apelar al drama exacerbado, ni prestar la cámara a la crueldad. La historia argentina de violencia es un trasfondo en la historia de Joaquín, pero que sin embargo no modifica al personaje, ni a su devenir.
El espectador atento, va a disfrutar serenamente de esta película, no porque suceda gran cosa, sino, simplemente, por la vida que se cuela a través de todas las escenas.
¿Para qué sirven los ríos?
Nueve puntos sobre diez para "Roma" de Aristarain.

jueves, 11 de septiembre de 2014

La caza (Thomas Vinterberg, 2013)

El cartel del film dice "Una mentira puede destruir a un inocente". A mi entender la intención del director y autor del guión Thomas Vinterberg va mucho más allá de eso.
Sobre como las sociedades humanas necesitan alguien a quien cazar y cuando la oportunidad se les brinda, van a hacer cuanto tengan entre manos para justificar la caza.
Lucas es un profesor que se ha quedado sin trabajo al cerrar el colegio donde enseñaba y ha debido incorporarse a un jardín de infantes en calidad de maestro.
Lucas está interpretado por el multifacético Mads Mikkelsen y esta interpretación le valió la Palma de Oro al mejor actor en el festival de Cannes.
Lucas es un buen tipo, recientemente separado, que intenta recuperar a su hijo al que solo puede ver una vez cada dos semanas. Paciente con los chicos, le gusta jugar con éllos y lo demuestra continuamente.
Pero, hete aquí, que una niñita insinúa que puede haber sido que el mismo Lucas la acosara sexualmente. La niñita se llama Klare (Anikka Vedderkopp, extraordinaria en su papel) y es hija del mejor amigo de Lucas.
Como es que entonces, esa pequeña comunidad, descubre que el objetivo a cazar es el propio Lucas. Esa es la historia que describe tan fehacientemente Thomas Vinterberg en "La Caza".
Claro que hay una trampa, como el director muestra con todo detalle los antecedentes de la mentira de Klare, el espectador sufre desde el vamos la furia de esa pequeña comunidad dedicada a vengar el abuso sexual del que ha sido efecto la niñita.
Klare le confiesa a su madre que en realidad ha sido un error suyo decir eso y que Lucas no ha hecho nada. La madre entonces le dice, claro, porque no quieres recordar la violencia del hecho, e ignora la confesión de su hijita para continuar con la caza.
Y como el espectador lo sabe, es como que sufre en carne propia la despiadada persecución que se organiza en torno a Lucas. No es un ejército de terroristas, no, no son militantes políticos, no, son los miembros de una pequeña comunidad. Amigos de Lucas, sus vecinos, la directora del jardín de infantes, hasta los empleados del supermercado.
Excelente ejecución sin piedad de la puesta en escena de la verdadera maldad, del verdadero demonio que vive en los seres humanos.
Todo está cuidadamente mesurado, no hay escenas violentas ni daños emocionales que no se puedan superar. Es muy importante la actuación de Mads Mikkelsen porque da el valor justo a su personaje sin incurrir en grandilocuencias innecesarias.
Trailer
Diez puntos para esta impecable realización danesa.

martes, 9 de septiembre de 2014

La reconstrucción (Juan Taratuto, 2013)

Hay quienes acusan al cine argentino de ser lento. Y es verdad. Esta excelente película de Juan Taratuto es lenta. Es todo lo lenta que es necesario para que el espectador y los personajes puedan aprehender sobre su reacción frente a la muerte.
Desde el comienzo vemos a un exasperado Eduardo en la magnífica composición que nos brinda Diego Peretti, pelear con la gente, vivir en el desorden más absoluto, romper la ventanilla de su camioneta.
Claro que todavía no sabemos cuáles son los sentimientos que lo movilizan de esa manera.
En unas vacaciones forzadas emprende un viaje por la magia de Tierra del Fuego, hacia la ciudad de las maravillas, Ushuaia.
No sabemos porqué, va a visitar a un amigo que vive con su familia, a devolverle una caja con útiles para la pesca.
El amigo, un correcto Alfredo Casero, le pide un favor, tiene que internarse por unos días y quiere que le atienda el negocio.
Eduardo, que casi no habla, vive como ausente, asiente al pedido del amigo.
De buenas a primeras debe hacerse cargo no solo del negocio, sino de la familia del amigo. Su mujer, en la dúctil interpretación de Claudia Fontán, solo útil para las tareas de la casa y sus hijas, perdidas en la adolescencia.
Y es de a poco, como se inicia la reconstrucción.
No puedo contar más sin develar la trama de la película.
La fotografía, de Nico Hardy, es realmente excelente. Claro que los paisajes de Ushuaia se prestan para la belleza, pero también los interiores y hasta los primeros planos en la clínica son raras avis de la belleza fotográfica.
También la música, de Iván Wyszogrod, está absolutamente integrada con el ritmo de la película.
Y Juan Taratuto, que sabe hacia donde quiere conducir al espectador y a sus personajes, los hace remar en el mar tempestuoso de los sentimientos más peligrosos, los que se guardan.
Es una película indicada para espectadores sensibles y no ansiosos. Para disfrutar como un chocolate amargo.
"Cuando me vaya" de Iván Wyszogrod
Ocho puntos para esta excelente película argentina.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Bailando en el polvo (Raghs dar ghobar) (Asghar Farhadi, 2003)

Este es el primer largo metraje de Asghar Farhadi. El director que luego sería conocido mundialmente por "Una separación: Nader y Simin" y "El pasado", su más reciente producción.
Sin embargo, desde las primeras escenas de "Bailando en el polvo", ya se reconoce su estilo argumental, su manera particular de contar las historias.
Nazar (Yousef Khodaparast) es un muchacho impulsivo. Se enamora a primera vista de Rayhaneh (Baran Kosari) y pide un préstamo para la boda y se casa. Pero resulta que dicen que la madre de Rayhaneh es prostituta y eso la madre de Nazar no lo puede permitir y le exige que se divorcie.
Sin dinero para pagar la dote del divorcio, se compromete a pagarla en cuotas.
El trabajo de Nazar es más que modesto. Hace la limpieza y todo tipo de trabajos en un centro asistencial donde se extrae el veneno a las serpientes para la preparación del suero anti-ofídico.
Un día lo va a buscar la policía. El tío al que presentó como garantía para el préstamo de boda, lo ha denunciado ya que no ha pagado el préstamo. Un amigo lo ayuda a huir metiéndolo en una camioneta de alguien que ha llevado serpientes para vender.
Y aquí es donde realmente comienza "Bailando en el polvo". Cuando Nazar despierta está en medio del desierto y el conductor de la camioneta lo echa a los golpes.
La relación entre este muchacho caprichoso, que cree que todo el mundo tiene que ayudarlo y el viejo cazador de serpientes (Faramarz Gharibian) totalmente incomunicativo, es lo que da título a la película.
Es un relato sencillo, simple, pero que hace que el espectador se vaya cargando de emociones y dispares sentimientos. El viejo tiene su historia, pero Nazar no la conocerá hasta casi el final de la película.
La escenografía es severa, las arenas del desierto con algunas ruinas perdidas en el medio. Las serpientes apareciendo en medio de las rocas. La camioneta que es un depósito de cosas perdidas, entre éllas algo de la razón del viejo.
A medida que la película avanza, nada hace que se pueda predecir por donde va a continuar ni mucho menos cómo va a terminar. Esto hace mantener el interés en la trama y en las escenas que se suceden una tras otra en una secuencia imparable.
La música es apenas perceptible, como el polvo de las dunas y la fotografía de primera calidad.
La actuación, cuidada, muy cuidada, es casi perfecta.
Es interesante el estilo de Farhadi de desarrollar sus historias, porque hace que el espectador lo siga a través de la narración como quien va de cuarto en cuarto en una mansión abandonada.
Cuando la película termina, con la música sobre los títulos escritos en parsi de los que es imposible para nosotros occidentales descifrar algo, la angustia se apodera del corazón y la mente del espectador comprometido con la historia.
Apenas será capaz de explicar el porqué de tanta angustia, entre balbuceos y razonamientos. La causa más acertada sería la belleza de las imágenes, historia y personajes que Farhadi despliega en sus películas.
Secuencia inicial del film.
Diez puntos sobre diez para este brillante debut de Asghar Farhadi en el cine.

domingo, 7 de septiembre de 2014

El regreso (Vozvrashchenie) (Andrei Zvyagintsev, 2003)

Existen películas que cautivan por la trama que desarrollan, otras por actuaciones importantes.
"El regreso" en cambio, seduce por la más primaria y original expresión cinematográfica, por la imagen.
Es tanta la fuerza de la imagen que muchas veces hasta reemplaza el dramatismo de los diálogos.
La historia es simple, pero no sencilla. Andrei (Vladimir Garin) e Ivan (Ivan Dobronravov) son dos hermanos, dos chicos comunes que un buen día descubren que su padre, desaparecido desde que tienen memoria, ha regresado a casa.
Del padre (Konstantin Lavronenko), al que solo reconocen por una foto perdida en un álbum de un arcón, se desconoce la razón del regreso y el lugar donde ha estado todos esos años. A pedido de sus hijos los lleva a pescar, en un viaje que termina en lo más profundo de sus conciencias y de la del espectador también.
Filmada en escenarios impresionantes del lago Ladoga, el lago más grande de Europa, situado a pocos kilómetros de San Petersburgo, logra captar toda la magia salvaje de la naturaleza sin ataduras ni paseos artificiales.
Es justamente la naturaleza la que condiciona la aventura de estos tres personajes. Y los caprichos de Ivan los que acarrean las desventuras. Las lluvias torrenciales lloran la violencia de las conductas y de las imágenes.
El viaje en bote por el lago a una isla deshabitada y perdida en los confines de la geografía, es de una magia surreal tal que nos hace pensar en el descenso a los infiernos de una tragedia griega.
El climax va creciendo en cada secuencia, apaciguado tan solo por la calma de los paisajes infinitos.
No voy a contar el final. Que quien quiera conocerlo vea esta impresionante película rusa, premio León de Oro del Festival de Venecia.
Trailer
Es el mejor film desde la desaparición de Andrei Tarkovski. Diez puntos sobre diez para "El regreso".