Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

lunes, 10 de agosto de 2015

El veredicto (Sidney Lumet, 1982) 🌟🌟🌟

Basado en una novela de Barry Reed, David Mamet escribe un prodigioso e intachable guión para esta película que dirigió el gran Sidney Lumet.
A grandes rasgos el argumento: Paul Newman personifica a Frank Galvin, un abogado fracasado y casi a punto del suicidio por alcohol, que toma un caso que le envía su mentor y profesor, Mickey Morrissey (Jack Warden).
Es un caso fácil de mala praxis por el que puede obtener un interesante pago, ya que la paciente Deborah Ann Kaye ha quedado cuadripléjica y sin signos vitales luego de un parto en una clínica de la iglesia católica de Boston, el St. Catherine Hospital.
En efecto, el abogado del hospital le ofrece un pago por 210.000 dólares a cambio de retirar la demanda, ya que afectaría a dos médicos de prestigio y renombre y a una institución como el St. Catherine Hospital. Frank Galvin comenta, qué curioso que la cifra sea exactamente divisible por tres (sus clientes son la hermana Sally y su marido Kevin Doneghy) y termina rechazando el arreglo.
De allí en más se pone en movimiento el bureau de abogados de Ed Concannon (James Mason), un prestigioso y exitoso abogado que dirigirá las operaciones de su equipo para que la demanda fracase.
Un personaje que aparece casi de las sombras y que acompañará a Galvin, es el de Laura Fischer (una genial Charlotte Rampling). Laura será el respaldo que el débil Galvin necesita para hacerse cargo del caso. Pero habrá sorpresas con Laura.
También lo habrá con el equipo médico implicado en el parto de Deborah, de los cuales está acusado por negligencia el doctor Towler, anestesista, pero en el que son todos testigos. Todos salvo una enfermera, Maureen Rooney (Julie Bovasso) que se niega a testificar por la acusación. Pero alguien que no estuvo en la sala de operación, será clave para desentrañar la verdad, Kaitlin Costello, personificada por Lindsay Crouse, cuya actuación es realmente memorable.
Todas las trampas y los vericuetos de delitos permitidos a la justicia están mostrados por los costados de la película. Hasta el soborno del juez Hoyle (Milo O'Shea), sobornado obviamente por el poder económico del obispado. Toda la ropa sucia de la justicia queda al descubierto en la película, pero siempre algo veladamente al espectador y a los integrantes del jurado.
Sin embargo, la verdad es imparable. No se puede negar. El obispo Brophy (Edward Binns) contesta a las alabanzas que el abogado del obispado hace de la actuación de Concannon con una pregunta, pero ¿usted cree que la testigo dijo la verdad?.
Esta es la justificación de toda la película y Sidney Lumet se las arregla para conducir a todos los intérpretes de la película hacia ese callejón sin salida que es la verdad y con éllos, a los espectadores. Si bien la película es de 1982, es tan lúcida y vigente hoy como lo fue en el siglo pasado.
La actuación de Paul Newman es fuera de serie. Los vaivenes de debilidad y fuerza con que dota a su personaje son inestimables para el éxito de la película.
Desde que en 1957 Sidney Lumet entregó su primer obra maestra "Doce hombres en pugna", hasta esta "El veredicto" o "Veredicto final" o "Será justicia", como la quieran llamar, ha hecho una larga carrera en la cual perfeccionó con cada película su estilo frío y eficaz que termina atrapando al espectador como un animal en la trampa.
Alegato del juicio
"Si queremos tener fé en la justicia, sólo tenemos que creer en nosotros mismos"
Ocho puntos sobre diez para esta terrible película de Sidney Lumet. Terrible por las consecuencias que puede tener sobre nuestras mentes,

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