Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

jueves, 5 de junio de 2014

El Grand Budapest hotel (Wes Anderson, 2014)

Una vez más elijo una película de Wes Anderson para dar continuidad a este blog.
Es en este film, donde Anderson hace despliegue de todas sus conquistas cinematográficas. Sus tomas absurdas, sus ambientes oníricos, la escenografía mezclada con la realidad, los movimientos a través de la pantalla o retirándose de élla. La actuación falta de emotividad, como de cartón.
En definitiva sus personajes son como marionetas de un film de animación. En general el maquillaje los vuelve irreconocibles.
Y todo eso lleva a la obtención de su objetivo más buscado, que el mensaje se deslice subrepticiamente por el guión, hasta casi desaparecer de la vista.
Apenas un comentario nos informa que el argumento de "Grand Budapest hotel" está basado en las obras de Stefan Zweig. Y esa es la pista.
De la biografía de Stefan Zweig extraigo lo siguiente:
"En Petrópolis, desesperados ante el futuro de Europa y su cultura (después de la caída de Singapur), pues creían en verdad que el nazismo se extendería a todo el planeta, un 22 de febrero, él y su esposa se suicidaron. Zweig había escrito:
"Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra."
Su autobiografía El mundo de ayer, con publicación póstuma hacia 1944, es un panegírico a la cultura europea que consideraba para siempre perdida."
Y ahí tenemos el mensaje de Wes Anderson. Su canto de cisne a una cultura desaparecida, la que se desarrolló en el país natal de Zweig, el Imperio Austro-Húngaro.
Pero para decir esto, Anderson pone en marcha a la máquina de hacer cine. Se instala en los estudios alemanes de Babelsberg y genera uno de los sueños más prodigiosos que haya visto jamás en cine.
Con el antecedente de "Las mil y una noches", su historia cuenta la historia del escritor que cuenta la historia del origen de su historia, a quien le cuentan la historia de M. Gustave H, legendario conserje del hotel que da nombre a la película en el año 1932 y de Zero Mustafá, el botones del hotel quien seguirá a M. Gustave en todas sus andanzas.
M. Gustave está encarnado con su habitual maestría por Ralph Fiennes y para el personaje de Zero Mustafá, el casting acertadamente seleccionó a Tony Revolori, un estadounidense de Los Angeles descendiente de guatemaltecos (¿a eso se deberá su perfil maya?) y de sólo 18 años de edad.
Ralph Fiennes por su flemática inglesa y Tony Revolori seguramente perseguido por Wes Anderson para dejar de lado toda posible emoción en su personaje.
Junto a éllos el elenco es formidable. Tenemos a Edward Norton como el oficial de policía, a Adrien Brody como el sangriento príncipe Dmitri, a Willem Dafoe, como el asesino Jopling. A F. Murray Abraham encarnando a Zero Mustafá en su vejez y a Jude Law como el joven escritor, mientras que Tom Wilkinson interpreta al escritor maduro. A Tilda Swinton, absolutamente irreconocible como Madame D. (se supone que tiene 84 años). A Saoirse Ronan en un personaje totalmente alejado de las sádicas adolescentes, ya que es una repostera. A Mathieu Amalric, como el mayordomo que conoce la verdad del asesinato y a Lea Seydoux como la camarera que lo secunda. Y así desfilan por la pantalla Jason Schwartzman, Owen Wilson, Bill Murray, Harvey Keitel, Bob Balaban y Larry Pine entre cientos de actores.
En apenas 1 hora y media, son tantas las cosas que suceden y tantos movimientos de escenarios y actores que parece que la película durase en realidad 5 horas. El ritmo no es acelerado, pero es más bien rápido. Mejor mirarla atentamente o el espectador se perderá alguno de los gags visuales.
Y al final, el mensaje. ¿Porqué el hotel?, porque ya en tiempos de M. Gustave, la Europa que conocimos había desaparecido. El hizo todo lo posible por conservarla.
La música, excelente, es de Alexandre Desplat, autor elegido por los cineastas actuales. La fotografía es un homenaje al cine y a sus posibilidades, paisajes nevados, húmedos, de ensueño. Oníricos en definitiva, para dejarnos llevar por este bellísimo sueño hecho cine.
Trailer
Diez puntos sobre diez para "El Grand Budapest hotel".






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